Capítulo final.

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02 de noviembre de 2021.
9:00 PM.
Horas antes...

No volvió a casa, incluso aunque el cielo se estuviese ensañando contra la ciudad de Daegu en una de las peores tormentas torrenciales del año. Tampoco lo hizo pese a que Taehyung, su error al cual llama hijo, se encuentra encerrado en su habitación sin probar bocado desde hace más de veinticuatro horas.
En realidad, no le interesa en lo más mínimo, incluso, en sus pensamientos más oscuros sueña entrando a casa, con exactitud a la habitación de Taehyung y encontrarlo muerto; lo desea, pues siempre se ha caracterizado por hacer la vida de su hijo miserable, quitarle las pocas ganas que tiene de vivir arrebatándole cosas que para él son sagradas, y reprendiéndolo hasta apaciguar su ira. Todo con el fin de no ensuciarse las manos e incitar a que sea Taehyung quien decida terminar con su vida. Pues Kim Chung-ho ya un par de veces ha matado a sangre fría con sus propias manos, lo disfruta, es placentero, sin embargo, está vez no quiere teñir sus manos con "sangre impura y pecadora", no otra vez...

─ ¡Señor! ¡Es imposible detenerlos! ¡Esperamos órdenes!

Kim Chung-ho por ahora deshecha cualquier pensamiento que impida focalizarse en la misión de esa noche. Los wones que recibiría si el plan marcha correctamente, es su prioridad ahora. Por lo que entre sus dedos toma el walkie talkie para demandar...

─ Apunten hacia la cabeza de esos imbéciles, quiero verlos muertos.

Posicionan la mira, halan el gatillo y lanzan disparos hacia el vehículo blindado. Chung-ho está desesperado por detenerlos y acabar con sus vidas de porquería pues, ¿quién osaría verle la cara y traicionarlo de esa manera? Nadie que no quisiese conocer el infierno por supuesto.

Finalmente la caza fue favorable, pues uno de los tiros dio justo al neumático, provocando que el vehículo derrape en el asfalto y salga del camino hasta parar en la vereda. Con una sonrisa en su rostro dirige la furgoneta hacia los vehículos aparcados, y con las luces de los faros ilumina la escena; por la ventana observa a sus lacayos acercarse al vehículo, y ya saborea la victoria; siente entre sus dedos los fajos de wones que los tipos le deben a su jefe por mercancía, wones que estaría llevando hacia sus bolsillos para continuar consumiendo y vendiendo a las espaldas de su líder.
Sin embargo, que sus hombres se hallen intranquilos mirando el vehículo provoca que la ira vuelva a él.

─ Se han ido... ─ aquello fue el detonante para que tomara el arma de la guantera e importando poco la tormenta, saliera del auto y aparte de su camino a todo aquel que se le cruce.

─ ¡Y qué esperan para ir a por ellos, inútiles! ¿O tendré que hacerlo yo? ¡Por qué lo haré, después de despedazarlos a ustedes!

Los hombres cogen linternas, cargan sus armas y se adentran a la arboleda dispersándose por el camino. Chung-ho le ordena a tres de sus hombres que esperen en las camionetas y resguarden el perímetro, no desea una fortuita sorpresa como la última vez, aunque claro, no es como si eso le afectara si finalmente siempre se salía con la suya, se deshacía de todo aquello que le estorbara, y está vez no sería la excepción, pues decidió que también iría en busca de los tipos para así llevarse todos los créditos de la misión y recibir el mayor pago.

Sin embargo, lo que se rehúsa a aceptar, es que arrastrarse a lamerle las botas a su jefe no le beneficia en lo absoluto, pues sigue siendo el mismo inútil y miserable de siempre.

Con cada paso, la oscuridad se va haciendo cada vez mayor, sus botas negras lucen con salpicaduras de fango al adentrarse más al bosque por lugares pantanosos, lúgubres. La tormenta sigue en todo su esplendor empapando completamente su anatomía, sus huesos de pronto comienzan a doler pues un fuerte viento helado sopla a su espalda. Chung-ho con su antebrazo aparta las gotas de agua que cubren sus ojos y le impiden ver, al mismo tiempo que coje fuertemente el arma y la linterna que poco a poco va bajando de intensidad. Resopla frustrado, pensándolo dos veces antes de seguir adentrándose por la arboleda, es estúpido seguir en tales condiciones y solo, sin algún lacayo que haga el trabajo sucio, así que decide volver.

Devilish | kvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora