Capítulo cinco.

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03 de noviembre de 1986.
Mandeok-dong, Busan, Corea del Sur.

Las hojas caducas de los arbustos descienden hasta caer sobre la zona verde que rodea un gran lago cristalino de color azul cielo, en el cual se refleja un bello arrebol producto del sol que se oculta entre las nubes.

El viento es cálido, capaz de ondear la melena lacia de aquel hombre que mira a su alrededor con curiosidad, precatándose de que está completamente solo en aquel bosque. Decide colocarse de pie a la orilla del lago y retirar su calzado, saca su camisa de algodón por arriba de su cabeza y lanza la prenda hacia un abono de hojas secas las cuales se dispersan por el césped, lleva ambas manos a sus pantalones para tirar de ellos a la par de su ropa interior. Una vez que su desnudez se refleja contra el agua cristalina, y una sonrisa se apodera de su atractivo rostro, se lanza hacia el lago para comenzar a nadar con tranquilidad, sintiendo sobre su piel la tibieza del agua, así como el relajante sonido de las olas chocar contra el tronco de los arbustos y contra su piel desnuda.

La tenue oscuridad inicia a medida que pasa el tiempo, observa el cielo y por su aspecto, deduce que son las siete y treinta de la noche y decide seguir esperando... sin embargo no tiene que hacerlo más, lo sabe pues escucha a una distancia no muy lejana, un andar suave, incluso, percibe un dulce aroma, el de "su" cabello.

Coloca sus pies desnudos sobre las rocas y se pone de pie, tirando su cabello hacia atrás, las gotas de agua recorren abdomen y bíceps marcados, por vez que se da a la tarea de observar con atención hacia el frente, y a un costado de un bello sauce, aparece él, con un lindo conjunto blanco que es capaz de destacar el dorado de su piel, el cabello rizado y castaño oscuro al ritmo del viento que sigue soplando; su mirada brillante al observarlo de pie bajo el agua, y su hermosa sonrisa iluminando su rostro fino y precioso.

─ ¿Me extrañaste? ─ la voz aterciopelada y suave es como música para sus oídos, le da tranquilidad escucharle hablar.

─ Como no tienes idea. ─ sonríe mientras le llama para que se sumerja junto a él. ─ ¿Tú lo hiciste?

─ Siempre lo hago, siempre te necesito cerca de mí... ─ responde una vez que coloca sus delicadas manos sobre su camisa de botones para comenzar a abrir con lentitud esta hasta mostrar su torso desnudo. La camisa se desliza por sus hombros tan delicadamente que el hombre que se encuentra en el lago, suspira profundamente sin importarle cuán expuesto pueda llegar a ser su enamoramiento por aquel joven que deja caer su camisa de seda hacia el césped, para así tantear el sujetador de su pantalón y tirar de el, dejando al descubierto sus muslos y aquellas sensuales bragas de encaje bordado.

─ Eres tan perfecto, ven aquí dulzura... ─ pide el hombre con voz entrecortada, el cual observa con parsimonia como esas bragas van recorriendo los muslos ajenos, mostrando nada más que preciosa desnudez.

El de cabello castaño oscuro asiente y con sensualidad se sumerge en el lago hasta llegar al otro extremo y acercarse a él. Coloca sus manos en los anchos hombros y se sujeta de ellos, luego de sentir como la calidez de los fuertes brazos de Jungkook le envuelven su cintura.

─ Bésame, demuéstrame cuanto me extrañaste. ─ pide el mayor con un tono tranquilo, que en realidad solo está ocultando la gran excitación que es tener a su musa entre sus brazos una vez más.

Y cuando sus bocas rozan y se juntan, una electricidad recorre su espina dorsal. Ellos aman besarse así, lento para poco a poco ir subiendo de nivel hasta rozar la zona sur de sus cuerpos y satisfacerse hasta el cansancio, lo harían así incluso toda su vida, si tan solo pudiesen...

Devilish | kvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora