Capítulo 2

25 0 0
                                    

Susan despertó entusiasmada el primer día que tendría clases en Brookside School – la escuela más prestigiada de Brook Heaven –. Se metió en la ducha y tomo un baño extremadamente largo. Luego se sentó frente a su espejo y comenzó a maquillarse, al finalizar despertó a su hermana a gritos. Está molesta se metió a la ducha mientras su gemela bajo a desayunar Hot Cakes.

Cuando Susan bajo a la cocina a almorzar, sabía que algo iba mal. Tenía una sensación extraña: Su garganta estaba seca cuando les dieron la noticia de que se mudarían por primera vez, le dolía la cabeza cuando sus padres habían discutido por primera vez. Y ahora, tenía un vacío en el estómago.

– ¿Susan, dónde está tu hermana? Tengo que hablar con ustedes – dijo su madre, Meredith. Miraba hacia el suelo y no la vio a la cara cuando les dijo que tenían que hablar.

Segundos después bajó Elizabeth con el cabello mojado. Cuando Susan y su madre la vieron al mismo tiempo se dio cuenta de que algo ocurría.

– ¿Qué sucede? – preguntó ella sentándose en la silla que tenía cerca.

– Elizabeth, tengo que hablar con ustedes –.

– ¿Qué pasa mamá? Nos estás asustando – dijo Susan tomando de la mano a su madre.

– ¿Recuerda que su padre les dijo que sería la última vez que nos mudaríamos? – comenzó su madre después de unos minutos de silencio. Las 2 gemelas asintieron – Pues al parecer ahora no estamos tan seguros de eso –.

– ¿De qué hablas? – preguntó Susan, asustada. Se suponía que no volverían o mudarse nunca más. Ella  no quería abandonar Brook Heaven.  

– Se supone que no volveríamos a mudarnos porque a su padre le darían el ascenso en Brook Heaven… –.

– ¡Estás diciendo que mi papá no recibió el ascenso! – la interrumpió Susan levantándose de la silla bruscamente.

–¡Cálmate Susan! – gritó su madre.

– ¿Quieres me calme? – gritó Susan a la vez – ¡Gran parte de mi vida la he pasado en un avión! ¡No consigo amigos porque nuestra estadía en un lugar es pequeña! ¡Los chicos creen que soy rara porque no hablo con ninguna persona! ¿¡Quieres que me calme!? –.

–Susan. ¡No grites a nuestra madre! – añadió Elizabeth tratando de calmar a su madre que había empezado a llorar – ¡Ella ha pasado por las mismas cosa que nosotras! –.

– ¡Si ustedes quieren seguir viviendo de esta manera, está bien! – exclamó Susan – Pero yo no voy a seguir siendo la estúpida chica rara que no tiene novio –.

Luego de decir eso Susan corrió arriba hacia su habitación. O a la que pudo haber sido su habitación.

– Susan tiene razón. Si quieren seguir siendo la familia que no consigue amigos. Sean esa maldita familia. Pero no estoy dispuesta a desperdiciar mi vida en otra mudanza más –.

– ¡Yo también estoy harta de vivir así! – les gritó su madre estallando en un llanto.

El chofer pasó por Elizabeth y su hermana para llevarlas a la escuela. Solo Elizabeth se despidió de su madre, pero de mala gana. Susan se metió en el automóvil y no dijo ninguna palabra.

Al llegar a la escuela se tomaron de la mano, ya habían recibido horarios y la primera clase les tocaría juntas, así que se dirigieron a Algebra – habían recibido un recorrido virtual –. Cuando entraron por las enormes puertas de cristal de Brookside esperaron que la gente volteara a verlas, pero eso no paso. Parecía que nadie se daba cuenta de su presencia.

Entraron al enorme salón de algebra y decidieron sentarse juntas. Seguían tomadas de la mano, no se habían soltado desde que habían salido desde el automóvil. Al comenzar la clase la profesora, que era una mujer robusta y canosa, les pidió que pasaran al frente a presentarse.

– Mi nombre es Susan Peet y está es la quinta escuela a la que asisto – dijo la primera sin ganas – No, no soy una chica problemática a la que expulsan de cada escuela a la que asiste… –.

La profesora la miró sorprendida. Luego llegó el turno de Elizabeth:

 – Mi nombre es Elizabeth. No se preocupen por aprenderse mi nombre – dijo ella con el mismo tono de desgano de su hermana – Ya debieron darse cuenta que somos gemelas. Y está si es la quinta escuela a la que asistimos. No se preocupen por hablar con nosotros. No iré a sus fiestas de cumpleaños y no seré su amiga en Facebook. No confiare sus secretos y no seré importante en su vidas. Seré una estrella fugaz que solo vino de paso –. 

Forever BitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora