Amor u Odio - Shadamy

Su regreso

El ocaso ya había dado por terminado, pasamos un rato más juntos, no creí que esté día llegaría. Unas horas más tarde él me llevo a mi casa. Siento que pudimos completar lo que en la otra cita no pudimos hacer.

-Gracias por traerme a mi casa.-

-Es un placer hacerlo.- Dijo mientras tomaba mi mano para besarla.
Me sonroje bastante.

-Te veré mañana en la escuela.-

-Espera... Hay algo que quiero darte, no te vayas.-
Abrió la puerta de su hogar apresurada, entro a la cocina para tomar la última caja de chocolates que no había podido darle.
Salió nuevamente y se dirigió a Shadow.

-Toma hace unos días quería entregarte, espero y te gusten.-

Shadow sorprendido sin decir una palabra tomo la caja, abrió la tapa y vio chocolates en forma de corazón.

-¡Wow! Amy... Esto es muy lindo.-

-Espero y te gusten.- Respondió contenta por el halago que él le dió.

-Los disfrutaré bastante.-

Paso solo un rato y él se había ido, entre nueva mente a mi casa prendí las luces y note que habían dejado correspondencia. Uno era del banco, mi madre cada mes me deposita para pagar los gastos de la casa y que yo no tenga problemas; pero el otro era una carta, al fin mi mamá había respondido.

-(¡No puede ser! ¿Acaso ya regresará?!)-

Me senté en un sillón y comencé a leer la carta.

"Querida Amy.

Espero que está carta llegue a tiempo, lamento mucho haberte dejado tanto tiempo sola y también por no haberte respondido. Pero quiero que sepas que en esta semana estaré de regreso, es posible que el viernes ya esté contigo hija mía. Te quiero. 💕"

-(Al fin mi madre regresará... Deseo que está sea la última vez que ella se vaya. La extraño tanto.)-

Los días pasaron, entre clases, clubs, recesos con todos los amigos, tareas y proyectos, salidas con amigas y por supuesto citas con aquel chico guapo que también gustaba de mi.
Todo estaba en su lugar, todo está siendo perfecto.
Solo faltaba que mi madre regresara... Ya mañana es viernes me preguntó si cuando regrese ella ya estará en casa.

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Aeropuerto 7:30 a.m.

-(Al fin de regreso, seguramente mi hija estará en la escuela. Aún que también debo apresurarme para acorralar a cierta persona)- Pensó con bastante resentimiento.

Saliendo del aeropuerto tomo un taxi para poder ir a su casa y dejar sus maletas por ahora, ya que tenía que visitar a otra persona que al igual que su hija la han estado esperando.

Después de un rato ya se encontraba enfrente de aquí local, El Pájaro Azul.
Nerviosa se acercó estirando su mano para poder abrir la puerta, inmediata mente la campana del local sonó avisando de la entrada de aquella mujer. Ella entro rápidamente, mirando aquel lugar se percató que casi nada había cambiado, todo está como la última vez.

-Bienvenida, puede observar lo que guste.-

-Estaré encantada de poder observar todo lo que hay, pero primero quiero saber cómo has estado.-

Al escuchar la voz de aquella mujer, el se acercó para ver de cerca si realmente era aquella vieja amiga que tanto había esperado por su regreso.

-Me alegra ver qué gozas de buena salud Raúl.-

-Carolina... Sigues igual de hermosa, me alegra tanto volver a verte.

Ambos se abrazaron fuertemente sin decir una sola palabra, solo es escuchaba a lo lejos un ave cantar.

-Creí que no volvería a saber de ti.-

-Lamento todo este tiempo que estuve ausente.-

Se separaron de aquel emotivo abrazo para que él tomara la mano y guiarla al lugar de descanso, el mismo dónde hablo con su hijo hace un tiempo.

-¿Gustas una taza de té?-

-No querido, te lo agradezco.-

-Dime que ya todo termino Carolina, y que estarás aquí, apoyando a tu hija.-

Ella solo pudo suspirar y agachar la cabeza un poco avergonzada para responder.

-Lo lamento, pero no. Aún que ya se con certeza que el se esconde aquí, podré hacer que pague.-

-¿Qué dices? ¿No viniste por tu hija?-

-Amy está bien, además sabes muy que no podré estar tranquila hasta poder vengar la muerte de mi esposo.-

-Carolina tu hija se siente sola, me sorprende que tantos años y ella no haya sentido remordimiento de tu abandono.-

-¿Cómo sabes eso?- Pregunto con un tono bastante serio incluso su semblante cambió.

-Hace unas semanas ella vino y entro a esta tienda, la confundí contigo, ella muy amable me permitió que me presentara. Me contó los recuerdos que tenía contigo de este parque, sus ojos estaban llenos de tristeza y nostalgia. Ella realmente te necesita, abandona está "venganza" y pasa tiempo con tu hija, es lo que tú esposo habría deseado.-

-Estaré con mi hija, pero no puedo desperdiciar todo lo que eh hecho. Prométeme que estarás conmigo cómo lo has hecho.- Su voz volvió a cambiar a ser la dulce y tierna.

-Lo haré, pero esto debe terminar.-

-Gracias Raúl, de verdad gracias.- Dijo mientras tomaba la mano de su amigo, acariciándolo sutilmente.

Repentinamente ella se levantó de la mesa con una gran sonrisa.

-Debo ir a ver a mi hija, la sorprenderé en la escuela.-

-De acuerdo, ve con cuidado y toma este es mi otro número de teléfono, mándame la información que tengas de él y te ayudaré.- Le entrega una nota doblada.

-Muchas gracias querido.- Le da un leve beso en la mejilla y rápidamente sale del local.

Aquel señor se sonrojo un momento, pero recordó el momento en que vio a Amy con el erizo negro, dió un gran suspiro.

-(Espero que Carolina no recuerde a ese niño, si no todo se derrumbará)-

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El tiempo de clases habría terminado y Amy demostraba una gran sonrisa.

Saliendo de la escuela con su grupo de amigos y por su puesto con el chico que le gusta, estaban contentos de saber que su madre volvería.

-Me gustaría mucho que la conocieras.-

-Estaré encantado.-

Ambos sonrieron.

-¡Amy!- Grito aquella mujer levantan su brazo derecho.

-¡Mamá!- Respondió la joven llena de felicidad.

Carolina viendo de lejos a su hija noto que al lado de ella estaba un joven erizo negro, inmediatamente su alegría se transformó en enojo.

-(El es su hijo)- Pensó recordando de manera espontánea un pasado doloroso.