Un nuevo día daba incio en la Escuela secundaria Asahiyama.
Uesugi futaro iba caminando entre los pasillos de la escuela con una mirada Serena.
Sus compañeros veían algo raro esto puesto que el chico siempre veía de manera desagradable a todos incluyendo a algunos maestros así que, verlo de manera "normal" era raro.
Futaro sentía la mirada de sus compañeros y solo podía sonreir de manera victoriosa. Lo que tanto buscó durante años alfin lo había conseguido.
Ser el centro de atención.
Quien iba a decir que existía otra forma de ser popular sin la necesidad de ser el típico estereotipo de chico rudo y bravucón que juega en el equipo de fútbol y que tiene la atención de las chicas.
A futaro solo le bastó ser inteligente 0ara obtener la atención y reconocimiento de todos.
Sean buenas o malas críticas hacia el, no le importaba, sabía que tendría un futuro brillante, más brillante que los mejores genios que alguna vez hayan pisado la tierra, y solo tuvo que estudiar hasta el cansancio para ser un verdadero conocedor de cualquier materia que se le interrogue.
Pero era evidente que había un costo tras todo esto.
Y eso era que futaro no tenía amigos.
El chico siempre se la pasaba solo. Por una parte el tuvo la culpa puesto que alejó a todo aquel se le acercaba. Rechazo a los que solo lo buscaban por interés ya sea para que les explicara nada más sobre alguna clase o bien para que les diera copia de sus tareas cosa que el chico jamás permitió.
Y rechazo a otros por el simple echo de no querer convivir con nadie. Recordaba fervientemente que la mayoría de chicos lo rechazaron cuando el solo quería ser amigos de estos. Bueno, ahora que ellos se peleen por su amistad ya que no se las iba a dar.
Y así pasaron los años, desde su preadolescencia hasta ahora en la cúspide de su adolescencia en la cual el ha estado solo.
Algunas veces si lograba sentir un pequeño malestar en su corazón ya que no tenía con quien hablar. Era algo triste puesto que a pesar de tener la atención de todos, se sentía vacío por dentro.
Futaro entró a su salon y fue directo a su pupitre ya que no podía ir a platicar con ninguno de sus compañeros ya que, aunque estudiaban y estaba en el mismo salon, no conocía a absolutamente nadie.
El chico veía una que otra vez a sus compañeros interactuar y observaba como estos reían tras haber contado un chiste o relatar algún tipo de anécdota divertida.
Futaro no lo iba a negar, a veces envidiaba la vida social de sus compañeros, después de todo, eso era lo que verdaderamente quería desde un principio el chico, reír con sus amigos.
El chico solo suspiro con pesadez, si este era el precio por ser el chico más inteligente de todos pues que así sea, no le iba a rogar a nadie otra vez como lo hacia cuando era un niño, más ahora que ya era un adolescente y le daba vergüenza de cierta manera.
- vaya, que cara tan horrible traes, acaso te levantaste con el pie izquierdo? - pregunto Nakano Nino la cual tomo su pupitre y lo pego al lado del escritorio de futaro. -
El peli-negro volteo a ver a su compañera y no pudo evitar criticarla mentalmente.
Esas estúpidas coletas en forma de mariposa, sus uñas pintadas de un color tan extravagante, esa falda corta la cual intentava disimular con sus medias largas, esa ligera capa de maquillaje en su rostro, y sobre todo, esa estúpida sonrisa llena de soberbia como si pudiera ella presumir de algo o de alguien.