CHAPTER XXIII

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CHAPTER XXIII

( that's my daughter! )

( that's my daughter! )

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HARRY NO SE HABÍA MOVIDO DE SU LUGAR desde que vio como la diosa se alejaba en aquella limusina. El pirata se mantuvo en la proa del barco, dispuesto a esperar alguna señal de que el plan había funcionado. Con un poco de esfuerzo, podía formar la figura del barco dónde ocurría la fiesta, a causa de la imagen distorsionada que le daba la barrera.

Pudo notar como las luces de colores, que en algún momento se movían, se detuvieron imaginándose que se debía al plan de Agnys. La felicidad y orgullo comenzaron a recorrer su cuerpo, ideando todos los planes que tenía para cuando fueran finalmente libres. Pero todo se desvaneció, cuando un estruendoso grito se escuchó a la lejanía. Un grito que transmitía uno de sus peores miedos.

Su cuerpo se puso frío en un instante, reconocía esa voz. La conocía a la perfección, y no pudo evitar que la extrema preocupación comenzara a florecer en él. Algo había pasado, algo muy malo. No podía mantenerse quieto, no cuando sabía que su chica se encontraba en peligro.

Harry comenzó respirar con velocidad, no permitiendo que sus pulmones funcionaran de forma correcta, generándole taquicardia. No podía permitir que le hicieran daño, pero ¿qué podría hacer él? Era un simple humano, sin ningún poder especial, sin nada que pudiera proteger a su Reina.

Este fue y es su mayor miedo, él no podía protegerla desde allí. Sabía que debía haber insistido en ir junto a ellas, no porque no confiara en que pudiera hacerlo, sino que, si llegaba el caso de que la diosa no fuera enviada a la Isla nuevamente, por lo menos él estaría a su lado y no aquí, atormentándose a sí mismo por no saber lo que estaban haciéndole.

Las luces de colores del barco volvieron a iluminarse y a moverse como antes lo hacían, provocando que su ceño se frunciera. Pocos minutos pasaron cuando dos luces blanquecinas comenzaron a cruzar el puente hacia la Isla, justo como la limusina había hecho momentos antes.

El pirata comenzó a correr hacia la entrada a toda velocidad, jamás había corrido tan rápido en su vida. Ni siquiera cuando de niños, Uma le había dicho que había un cocodrilo a sus espaldas. Tenía miedo, mucho miedo; pero debía ser fuerte por la situación que pudiera encontrarse.

AGNYS | descendantsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora