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Los años iban pasando y con estos los dos niños iban creciendo; nunca se separaban el uno del otro, seguían tan unidos como en el jardín de infantes.


Hasta que llegaron a su último año de primaria, donde comenzaron a conocer a más chicos y chicas de diferentes castas; por qué si, ya estaban en la edad donde presentaban su segundo género, el cual indicaba a que casta dentro de las jerarquías pertenecían, pero al ser pequeños su olor no era tan fuerte, al igual que su cambio físico.

Pero en el caso del peliverde estos cambios aún no se presentaban, como en el rubio, que si te acercabas podias notar los pequeños cambios en su cuerpo y el tenue aroma a caramelo que soltaba

Katsuki ya había comenzado a presentar los cambios de un omega y con estos los molestos colmillos que no paraban de hacer picar su dentadura.

Izuku era consciente que en el momento que se presentaran como alfa,beta u omega se verían separados por sus instintos y si kacchan era un omega este buscaría a un alfa con quien pasaría sus celos y compartirían un lazo por el resto de sus vidas, con esto sentía la ansiedad de que ya se presentara su género y así poder estar con el rubio.

Al pasar de los años en la escuela, el rubio se había vuelto popular entre los demás y con esto acarreaba nuevas amistades que sin lugar a dudas provocaba cierta molestia en el pecoso, cuando otros chicos se le acercaban, los odiaba no tenían por qué estar tan cerca del rubio, pensaban que solo por ser alfas podrían estar pegados a él.

Esa era una de las incógnitas del pecoso, si el llegaba a ser un alfa podría estar con kacchan, cuales eran las posibilidades de que no lo dejaría a un lado, de que aceptaria ser su pareja y seguirían juntos como en los viejos tiempos, pero no todos los deseos se cumplen y hay que aceptarlo.



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Era otro día donde con su mirada seguía los pasos de kacchan, este tenía amigos que con descaro posaban sus brazos sobre su hombro, almorzaban juntos y comenzó a haber una línea imaginaria que ya los separaba, esto había comenzado una semana atrás donde el rubio ya no iba con él a casa, lo había dejado de lado, suspiro rendido ante esos pensamientos que no lo dejaban ver más allá del rubio.

Era mejor ignorar esos sentimientos que nunca serían correspondidos, agarró su mochila en dirección a la puerta y salir de la escuela.


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Mi otra mitad |Dekukatsu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora