𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 2

587 71 10
                                    

La nena rubia miraba su vestido de forma curiosa ya que este parecida de una moda diferente a la de su época, más el tono oscuro de ese negro era muy particular con aquella perlas grises en su falda y la parte blanca de su tronco tenía cierta simi...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La nena rubia miraba su vestido de forma curiosa ya que este parecida de una moda diferente a la de su época, más el tono oscuro de ese negro era muy particular con aquella perlas grises en su falda y la parte blanca de su tronco tenía cierta similitud al uniforme que usaban las monjas en su pequeño pueblo, al verse en el espejo sólo dio leves toques a su falda planchando un poco sus suaves telas para luego caminar hacia la amplia ventana, noto que había varios ojos en el fondo oscuro de aquel denso bosque, no había presencia de algo celestial que iluminará aquel cielo tan oscuro, mas que eso noto que los caminos tenían parte de luz algo que no entendía de ese lugar, salió de su nueva habitación quedando en ese amplio pasillo, un escalofrío recorrió es espalda al ver lo enorme que era aquel lugar, los pasillos de aquel enorme rectángulo con varias puertas  de diferentes diseños le daban cierta cuiricudad y miedo a la vez, había cuatro escaleras ubicadas en cada rincon donde terminaba la pared.

Se quedó frente al barandal de madera mirando la sala. Había muebles grandes nada más y una mesa pequeña con un juego de porcelana para te muy fino, miró por el lado izquierdo del pasillo mirando que había pocas luces en este que no iluminaban del todo y era casi imposible ver el lugar o si había algún cuadro o adornos, apenas se pifia ver el suelo como si quisieran que no se pudiese ver sus paredes, no sabía si irse por ese pasillo o debía de bajar hacia la sala, sentía algo de nervios el estar ahí y el ambiente no era para nada decir que era agradable, de echo transmitía una vibra tan terrorífica que no sabía que podía si quiera pensar, no le gustaba para nada ese lugar y ahora debía de vivir ahí.

—te perdiste —susurro el cabellos negros espantado un poco a la rubia —. ¿Te asusta este lugar?

—si —asintió aliviandose de aquel pánico —. Este lugar no me gusta

—pronto te gustara —le extendió la mano, a lo cual la niña aceptó —. Te mostraré el lugar

Betsabé asintio siguiendo a Beelzebub por aquel extenso pasillo, pensaba que le enseñaría la planta baja mas no pasó eso, al llegar a aquella oscuridad apretó un poco más la mano del mayor como si fuera el único refugio en aquel pasillo, el cabellos carbón no se enojo ni reprochó por la actitud de la niña ya que al ser pequeña y humana era natural que le tuviera miedo a lo desconocido, al pasar por ahí llegaron a la parte más alumbrada de aquella enorme residencia, la ojos dorados observaba cada rincón notando que sólo había linternas y nada de cuadros o alguna otra cosa, había miles de puertas que no sabía si por esos lares había habitaciones donde dormir o alguna otra cosa escondiendo, seguía caminando tomada de la mano del más alto llegando hasta una amplia biblioteca, la niña no dejaba de ver con fascinación ese lugar, le gustaba la idea de leer pero no era muy buena en ello, apenas estaba aprendiendo cuando pasó aquella traje día que aún seguía en su cabeza.

—bien, Betsabé, tendremos que enseñarte a leer mucho más fluido y también debes aprender a escribir cuanto antes —aviso este mientras soltaba a la niña dejándola sentada en una de las sillas de la amplia mesa —. Necesitas saber unas cosas de este lugar y que habrá días en los que ko estaré aquí

𝐏𝐄𝐂𝐀𝐃𝐎 ─── Beelzebub Donde viven las historias. Descúbrelo ahora