Capítulo 1

312 22 1
                                    

Aclaro que ninguno de los personajes me pertenecen, la historia es una adaptación del jardín oscuro de Jennifer Fulton al Supercorp, espero lo disfruten! 

                                                                                     

—Está cargado — afirmó la mujer, mientras la apuntaba con el rifle apoyado en la cadera.

Era alta y lucía un aspecto desaliñado; la lisa melena rubia le caía sobre la cara. Cerró la puerta a su espalda.

—Cómo te muevas, te juro que te vuelo la puta cabeza.

Lena Luthor pulsó el botón de la alarma de seguridad que tenía debajo del escritorio. No es que creyera que aquella loca hubiera pasado desapercibida al colarse en el edificio.

Seguramente un equipo de los SWAT estaba ya de camino.

—¿Qué es lo que quieres?

—Ya sabes por qué estoy aquí.

La intrusa era hosca y desconfiada, como un animal salvaje la observase desde detrás de unos barrotes de hierro. Su ropa parecía sacada del vestuario de una película de época y no pegaba para nada en un despacho del centro de ciudad Nacional.

¿Quién si no iba a llevar una chaqueta tres cuartos de terciopelo y una blusa blanca con un pañuelo al cuello? Sólo Kara Danvers. Lena supuso que se había escondido el rifle debajo de la chaqueta, pero ¿nadie había reparado en las botas y los pantalones de montar negros?

—¿Puedes bajar el arma? —Pidió Lena— Me está poniendo nerviosa.

—Mira por dónde, una Luthor con sentido del humor —se burló Kara, mientras paseaba por la oficina. Se detuvo a unos pasos del imponente escritorio de cerezo y observó a Lena con esos ojos azules que se oscurecían y se tornaban amenazadores—. ¿Te parece gracioso?

Lena no dejó que se le notara el miedo. No estaba dispuesta a ponerse a lloriquear sólo porque la apuntaran al estómago con un rifle.

—Te vas a meter en un lío.

—¿Un lío? Tu familia ha destruido a la mía. Y ahora tú has matado a mi hermana. ¿Ha sido tu momento culminante? ¿O te pareció mejor ver a mi padre mearse encima el día que tuvo el ataque?

Lena consideró qué posibilidades tenía de sacar el Smith & Wesson que guardaba en el primer cajón antes de que Kara disparara. Se obligó a mantener la calma y a pensar con claridad.

—Siento mucho lo de tu hermana —le dijo.

El largo cañón de rifle avanzó un centímetro más hacia su pecho.

—¿Lo sientes? ¿Mi hermana aún está caliente en su tumba y tienes la desfachatez de enviarme una oferta para quedarte con lo que me pertenece?

Se diría que Kara no había pegado ojo desde el funeral. Lena era consciente de que la situación era peligrosa, pero no se permitió el lujo de dejar que le entrara el pánico. La gente que se dejaba dominar por el pánico cometía errores. Ella estaba hecha de otra pasta: era una persona que cometía errores, sobrevivía a ellos y nunca volvía a renunciar al control.

Se obligó a respirar acompasadamente mientras sopesaba sus opciones. Si lograba sacar el revólver del cajón, le bastaría con un disparo. Defensa propia. Cualquier abogado competente se aseguraría de que no se presentaran cargos en su contra. Sin embargo, si disparaba a Kara tenía que ser como último recurso. Aparte de por lo obvio, porque un final así no sería satisfactorio para Lena, que quería que Kara presenciara la destrucción final del legado de los Danvers.

El Jardin Oscuro SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora