XXVII

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Con mucha paciencia traté de que comiera un poco, pero era inútil. Dejé el plato de comida y le quité la cinta. No me atacaría y lo sabía bien. Caminó hacia mí mirándome a los ojos, sus manos fueron directo a mi rostro y antes de que pudiera decir alguna palabra sus labios estaban sobre los míos.

Mi cometido no era el Síndrome de Estocolmo, sin embargo, no me quejaría si eso llegara a suceder.

Dark ➵ VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora