V. La Cena

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- Oye Tomate ¿listo para la aventura? - la miré y tenía una sonrisa de oreja a oreja ¿Cómo una persona puede sonreír tanto?, Puse mis ojos en blanco y negué con la cabeza sin remedio. Di unos cuantos golpes a la puerta y esta se abrió dejándome ver a mi progenitora con uno de sus peculiares vestidos holgados

- cariño, viniste - me abrazó de inmediato dándome un beso en mi mejilla, por lo que refunfuñe

Ella miró a Mae y luego me miró a mí

- no me dijiste que tienes novia - entrecerró sus ojos divertida

- no es mi novia - le espeté con brusquedad

- Hola mucho gusto señora soy Mabel pero puede llamarme Mae - dijo ella muy sonriente, ni siquiera sabía que Mae solo era un abreviado a su nombre

- oh, que linda, yo soy Darla La madre de este niño tan alegre - rodeé mis ojos ante su sarcasmo, ellas estrecharon sus manos para luego adentrarnos a la casa

- llegaron justo a tiempo para la cena, vayan a centrarse, allá está Steven

Otro al que no quería ver, el actual novio de mi madre, él y yo jamás cruzamos palabras, supongo que mi madre le ha contado sobre mí y tal vez solo respeta mi manera de ser, no le guardo rencor porque él no fue el que engañó en la relación de mis padres, pero aun así no puedo ser hipócrita y saludar como si nada hubiese pasado

-Dariel - él saludo cortésmente y yo solo lo miré, y suspiré

Ambos nos sentamos junto con él pero noté que él la miraba a ella, ella se percató y lo miró extendiendo de una vez su mano

- Hola soy Mabel pero por favor llámeme Mae- dijo muy alegre él estrechó su mano también sonriente, ¿Por qué con ellos si se presentó con su nombre y no con su diminutivo?

- mucho gusto Mae, soy Steven - ambos sonrieron

Mi madre comenzó a traer la cena y empezamos a comer, todo estaba en silencio, no era para menos la tensión estaba muy presente hasta que esa voz chillona habló

- es una linda casa - dijo Mae admirando todo a su alrededor

-oh gracias, la compramos hace poco - respondió mi madre - ¿cuántos años tienes Mae? - curioseó

- 16

- oh, eres un año menor que Dariel - sonrió

- creo que no, cumplo los 17 en diciembre - mi madre asintió comprendiendo, la miré extrañado porque si mal no lo recuerdo ella va un año menos en el instituto, se percató de mi mirada pero solo frunció sus labios

- ¿Dariel cómo van las clases?

- ¿ahora te preocupas por mí? - bufé

- soy tu madre claro que me preocupo por ti - me espetó

Solo suspiré volviendo a clavar el tenedor en la pasta, mientras el silencio se esparció por todo el comedor, era otro tenso pero nuevamente desapareció en cuanto la parlanchina volvió a hablar

-y señora darla ¿Dariel siempre fue hace de ogro? - mi madre suspiró

- bueno antes era muy alegre y risueño pero supongo que cuando crecen todo cambia

- ¿pueden dejar de hablar de mi como si no estuviese presente? - espeté con desdén

- oye tomate no eres el centro del mundo - sonrió - es que hacía tiempo que no tenía una cena con tantas personas por lo general somos solo mi tía y yo - la sonrisa que tenía hace un momento de repente fue desapareciendo

Cuando las estrellas dejen de existirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora