𝐸𝐿 𝐶𝐴𝐹𝐸
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𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜 𝑠𝑒 𝑑𝑖𝑜 𝑙𝑎 𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑡𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑎𝑟 𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟 𝑎𝑙 𝑎𝑛𝑡𝑖𝑔𝑢𝑜 𝑒𝑑𝑖𝑓𝑖𝑐𝑖𝑜 𝑦𝑜 𝑟𝑒𝑝𝑒𝑡𝑖 𝑙𝑎 𝑎𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛, 𝑠𝑖 𝑏𝑖𝑒𝑛 𝑙𝑒 ℎ𝑎𝑏𝑖𝑎 𝑑𝑖𝑐ℎ𝑜 𝑞𝑢𝑟 𝑚𝑖 𝑐𝑎𝑠𝑎 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑎 𝑑𝑖𝑟𝑒𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛, 𝑒𝑠𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑. Mi casa se encontraba en el otro lado de la ciudad y lo más probable es que ahora tardarías más en volver. Me subi a la moto y comenzé a irme.
Una vez que llegue al departamento en donde me quedaba, fuí al estacionamiento privado del lugar. Estacione la motocicleta y fui al elevador. Presione el botón del piso 20, el último piso del edificio y mi departamento. Únicamente vivíamos dos personas en ese piso y tampoco hablábamos mucho. Era un joven de 26 años, bastante misterioso. Dejando eso de lado, Me metí en mi departamento, quitándome los zapatos y echándome al sillón de la mini sala en la entrada.
Mi departamento era extenso, tenía tres habitaciones, dos salas, una pequeña y otra grande, y por ultimo, una cocina con comedor. Por más extraño que parezca, en el techo había construido un invernadero en donde se encontraba mi cuarto.
Mi plan principal había sido el de dormiré "temprano" y levantarme a las 6:10 como cada día, tenía una gran cantidad de trabajos de medió tiempo. Uno en un pequeño café por el centro de 7:30-12:50, otro en una biblioteca de 1:20-6:00 y un turno nocturno en el bar de 7:00- 2:30. Eso era de lunes a viernes, el sábado mantenía el trabajo del café pero tenía clases en informática avanzada en le universidad de la 1:00 PM- 1:30 AM. Lo mismo con el domingo y de esa forma todas las semanas eran lo mismo. El tiempo me faltaba y mis horarios eran pésimos. Solía dormir unas 3-4 horas cuando tenía suerte y cuando no, no dormía nada.
Cuando me fui de casa, hase seis años, pensaba que la vida de un adulto era perfecta, que todo se solucionaba mágicamente. Eso es lo que diría si esto fuera un típico cliché, sin embargo, mi vida no fuera tan tranquila. Nací en una familia rica de empresarios en la República de Parokía, mis padres me querían pero eran estrictos, me entrenaron para ser la mejor el todos los sentidos. Inteligente, bella, veloz, educada... Y así salí, la educación lo es todo. Algunas personas dirían que esa es la vida perfecta, no lo es. Si salía mal en un examen, aunque sea por un punto, el castigo era severo. Normalmente era una semana de estudios, sin dormir, comer, hablar, o siquiera moverme a menos que sea realmente necesario.
Mis padres creían firmemente el el amor duro, la típica frase.
"Hago esto por tu bien"" Tú no sabes lo que es el mundo"
" Somos tus padres. Sabemos que te conviene"
En otras palabras, eran los típicos padres controladores. Me hicieron pasar el examen de cazador a los doce años y salí, con una pierna rota, las costillas destrozadas y un shock epiléptico. Eso me había pasado pues uno de los participantes a los que le gane se enojo y contrato a asesinos para matarme. Por suerte o no, conseguí liberarme y escapar. Esa vez tuve el peor castigo. Tiemblo de solo pensar en eso.
No sé si decir que fue increíble o un milagro que mis padres hayan aceptado el hecho de que me valla. Cuando les había dicho que quería irme de casa habían aceptado, sin embargo, para ellos, todo venía con un precio, y el precio de dejar que su hija se valla, dejándolos solos fue que mostrará que podía mantenerme solita. Y así fue.
Suspire y vi el reloj. Habían pasado 20 minutos, otra vez me había soltado y pensado de más. Me levanté y me prepare un te.
Últimamente había dormido más y por una noche de desvelo no pasaría nada, no ?
Si paso algo.
Eran las 6:50 de la mañana y me encontraba desayunando apurada. Ayer había dormido muy poco y me había despertado tarde. Baje a la cocina y me prepare un café para mantenerme despierta. Me vestí rápido, tenía un suéter bastante largo y una camiseta con un diseño de un gato con una calaca alado y unos pantalones de mezclilla negros. Puse lo que necesitaba en una mochila y salí corriendo hacia mi moto. Me subí y me dirigi al café. Una vez que llegue mi jefe me regaño un poco por llegar cinco minutos tarde y me cambié. Me gustaba bastante el trabajo en el café, en especial pues era el único café en donde había conseguido un uniforme que no revelará demasiado y me encantaba, además, mis compañeras eran muy amables y bonitas.
Mi primera parte del turno, antes de un mini descanso de quince minutos me tocaba estar en la barra, preparando las bebidas de los clientes. De esa forma me pase 2 horas y después intercambie de lugar con una chica llamada Mei. Comenzé a atender a los clientes hasta que vi una cabellera que me parecía conocida, me acerque y con una voz tranquila pregunté.
" Está disfrutando su estancia, chico del bar? "
El chico inmediatamente volteo. Parecía bastante impresionado por verme aquí, y la verdad, yo también lo estaba. Pensaba que hiba a ser otra de esas personas con las que platicaba un poco y ya, no nos volvíamos a ver en un nuestras vidas. Y aquí estaba, frente a mi, totalmente estoico, sosteniendo un libro del cual no podía ver el nombre y mirándome fijamente. Ay chico rubio, eres muy bonito.
Hola, como estan? Espero que les este gustando la historia, a mí se me revolvió el estómago al escribir la parte del en donde pensaba que Kurapika era bonito. Y es que, es muy bonito.
No se olviden de tomar agua y comer a sus horas
<3
(981)
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༄𝐑𝐞𝐝 𝐋𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫𝐬 [ᵏᵘʳᵃᵖⁱᵏᵃ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳ]
Romansa𝐸res extraña, nunca conci a alguien como tú. 𝐸res una persona totalmente normal, pero cuando te veo apoyada en ese barandal del bar en donde trabajas. 𝐴burrida y tranquila, con tus largas pestañas posadas sobre tus ojos. 𝐸res lo que más deseo ob...