Peligro de extinción [KookTae]

II-II

Jungkook miro a Taehyung salir del hospital, con un rostro algo cansado pero igual de sonriente,  donde Hoseok le daba pláticas sobre los cuidados que necesitaba su cuerpo, estaba a punto de cumplir dieciocho. Desgraciadamente Jungkook o había podido mantener oculta la información sobre la asombrosa capacidad de Tae, estaba en su expediente que era monitoreado también por alguien dentro del gobierno, además de que Jin tenía que pasar informes siempre sobre todo lo que se fuera descubriendo, supuestamente por si se llegaba a repetir una situación como la de Yoongi y Taehyung. 

El veterinario ciertamente no estaba muy tranquilo sabiendo que esa información también estaba en manos del gobierno, pero no era algo que pudiera evitar aunque así lo hubiera querido al principio, no podía estaba fuera de sus manos. Por suerte no había suscitado algún inconveniente hasta ahora, solo se le había empezado a  hablar sobre salud reproductiva a Tae de una manera más acertada debido a su condición. Hoseok llevaba un registro de esas visitas, para así corroborar que el híbrido estuviera cumpliendo con las reuniones y pasar reporte de esto. 

一¿Como te ha ido?一preguntó el mayor con curiosidad, aunque sabía que la respuesta del menor sería algo así como: "aburrido, lo de siempre". 

El híbrido abrió la puerta del coche, el auto olía a Jungkook, era muy relajante olerle después de haber pasado dos horas sentado escuchando a Hoseok hablar sobre enfermedades de transmisión sexual y la importancia de los métodos de barrera. Era algo cansado escuchar eso en el instituto y de nueva cuenta aquí, pero bueno, nadie dijo que sería fácil. ¿Por qué no podía ser como Yoongi? un poco más normal. Aunque hablando de normalidad, ellos no lo eran mucho, por sus venas corría sangre de tigre. Parecía menos complicado ser un humano. 

El pelinaranja vio como Jungkook le extendió una bolsa del supermercado, había pensado en comprarle algo para comer, sería un lindo detalle. El híbrido la tomo curioso, lanzando su mochila al asiento trasero, sentándose al lado del copiloto, a su nariz llegó el aroma de fresas y sus ojos se abrieron grandes mientras su boca comenzaba a hacer un poco de más saliva. 

一Aburrido一El azabache río, pues era una respuesta que ya esperaba. 

Taehyung aún seguía sintiendo esas cosas extrañas en el estómago al escucharlo reír. Aún le gustaba y hasta cierto punto era doloroso, porque Jungkook jamás ha dado indicios de que sienta algo más por él. No podía decir que era confuso, pues el mayor nunca había dado luz verde para que el híbrido pensara siquiera que se sentía atraído por él.  

Pero detalles, como este, hacían que su tonto y atolondrado corazón brincara de felicidad, Pero ciertamente Jungkook solo estaba cumpliendo con su rol de tutor y algo así como un hermano mayor, que veía por él y desde sus once años lo había estado procurando, viendo por él y por Yoongi.  Por cierto, Yoongi estaba por graduarse de la universidad y Jungkook se había mostrado demasiado feliz por él, orgulloso en cierta medida, no podía darse el lujo de decir que él lo había criado pero sí de haberlo visto formarse -y ayudado- como un gran hombre responsable, tranquilo e inteligente. 

Taehyung saco las fresas de la bolsa de plástico, las miro con hambre y se sintió tan feliz. Aunque algo mal, debido a que la fruta en  Corea del Sur era costosa y no podían muy seguido darse el lujo de gastar en algo así, pero ahí estaba Jungkook gastando los wons que tenía de más para darle a Tae lo que se le antojaba. 

El azabache sonrió, mientras se inclinaba para lograr ver la parte detrás del auto y no provocar algún accidente, para sacar el auto en reversa. Quizá era un poco más fácil mirar por el espejo retrovisor, pero Jungkook  pensaba que tenía una vista más amplia si se inclinaba a ver, sacando el coche con agilidad sin tener mayor inconveniente. Después de salir del espacio, echó a andar el auto para regresar al departamento.