Introducción

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ASHLEIGH

La primera vez que me encontré con Blake, no fue en las mejores circunstancias, el estaba dañado física y mentalmente, ambos estábamos perdido en un mundo que nos empujo a convertirnos en lo que éramos en ese momento, dos jóvenes lejos de volver a querer soñar, de vivir; y que incluso, la única salida que sentíamos, era morir. Pero, sin embargo, el destino nos unió siendo ambos diferentes: él era inestable, y yo aquella chica débil, que saco fuerzas para estabilizarlo. Donde él era aquella oscuridad llena de misterio y melancolía, que recurría a las drogas para evadir la vida tan solitaria que llevaba. Yo no sabía que tan difícil se convertiría mi vida mi vida, hasta que lo conocí.

Y camine hasta a el como un imán, porque a pesar de que sabia lo peligroso que era, no me importo. Después de todo, sentía que ambos pertenecíamos en un mismo mundo. No fue un amor como en aquellas telenovelas que solíamos ver de pequeños con aquel romance apasionado, no, el de nosotros fue un amor más profundo y lleno de posesiones. Donde para conseguir estabilidad tuvimos que arriesgarnos a tal punto de debilitarnos y acabar con aquel romance fuera de lo común.

BLAKE.

No puedo decir que la amo porque no se si esto que siento por ella lo sea, solo quiero dejar claro que es mía y que daría mi vida por ella. Como ella un día dio la suya por mi.

Podrían llamarme loco o psicópata. Aunque ¿Qué mas daba si después de todo eso era? La gente me catalogaba como eso y no la juzgaba, siempre había sido eso. Muchos me decían que mi forma de amar a las personas era retorcida y no era correcta. Pero ¿Quién eran ellos para decirme como debía de amar o no?

Recuerdo que en mi niñez nunca fui compartido con mis cosas, a mi madre no le gustaba mi forma de ser, decía eso era egoísmo y que así nunca conseguiría amigos ni estaría bien con la sociedad. Pero lo que era mío, mío debía de ser, por ende me pertenecía solo a mi y nadie mas que yo debía tenerlo. ¿y porque estaría mal? No compartes lo que mas te gusta con nadie. Sobre todo lo cuidas como a nadie, lo proteges y tratas de mantenerlo en lugar seguro: donde nadie, ni incluso tu mejor amigo, pudiera saber donde se encuentra. Y eso, para mi, estaba bien.

Así crecí, dejando claro que lo que era mío no se tocaba, en especial eso que consideraba super valioso. Aplique eso en mi vida incluso con las novias que llegue a tener antes de ella, muchas huían despavoridas por mi actitud, incluso colocaban denuncias y orden de alejamientos en mi contra para que nunca mas tuviera contacto con ellas. Pero a mi eso no me importaba, después de todo esa era mi forma de ser. Era mi forma de demostrar mi amor. Y ellas ni nadie entenderían eso.

Cuando me encontré con Ashleigh, estaba dañada física y emocionalmente al igual que yo—o eso creí—ella no me juzgo como los demás, incluso le gustaba la forma en que le demostraba mi amor. Sentía que así debía ser. Ahí debía de estar. Me demostró su amor como nadie lo había hecho antes e hizo cosas que nunca nadie había hecho por mi. Supe entonces que Ashleigh era la chica que siempre estuve buscando.

Amaba cada parte de ella, desde sus grandes ojos y su expresiva mirada, hasta cada línea que adornaba su hermoso cuerpo. Admiraba todo de ella. Realmente lo hacia.

Ashleigh era mía y por eso había decidido tenerla conmigo para siempre. 

Aunque eso nos costara la vida.

Aunque eso nos costara la vida

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