ASHLEIGH
Me duelen los pies de tanto correr y me aturde la idea de no poder parar, porque se que si me rindo, el vendrá por mi y me hará daño como las otras veces, así que debo de continuar por mas que me duela. La noche es oscura y el cielo esta nublado avisando que la tormenta llegara en poco tiempo. Las ramas crujen bajo mis pies descalzos y siento como cada espina se incrusta en el atravesando mi piel. Rompiéndola lentamente. El olor metálico inunda mis fosas nasales y se que he derramado mucha sangre y que en cualquier momento caeré rendida ante sus pies. Se que el mas que nadie disfruta verme así, suplicando por mi vida y obedeciendo cada una de sus putas reglas. Porque eso era lo que el quería, tener el control sobre todo.
Y sobre todo de mi.
—Eres muy terca Ashleigh—hablo mientras tocaba mis mejillas "delicadamente"—Por eso necesito hacerte saber cual es tu posición aquí. Eres mía, y por lo tanto tienes que obedecerme. Recuerda: la sumisión es el primer paso para salir de aquí.
Odiaba la forma en que me hacia creer que no valía nada, que me hiciera sentir suya cuando no lo era. Me sentía como un objeto y odiaba eso. Odiaba todo y me sentía completamente frustrada. Estaba completamente dominada y me negaba a creerlo.
¿Cuánto mas tenia que pasar para que se acabara esta mierda?
Solo unos pasos mas para terminar con esta horrible pesadilla y podría irme a descansar, aunque sabia que era imposible que el me dejara ganar uno de sus juegos. Pero entonces el me tendió una trampa cuando faltaba poco para llegar , los pies se me enredaron en unas lianas gruesas y termine por caerme de cara. Lo frio del bosque me hizo estremecer. Escuche su risa ronca resonar por todo el bosque y sus pasos firmes cada vez mas cerca de donde me encontraba. Mierda, disfrutaba mi desgracia. Sabia que lo hacia, era un maldito egocentrista y disfrutaba de mi debilidad. Los ojos se me empezaron a llenar de lagrimas.
—No tan rápido, pequeña...
—Eres un puto cobarde que teme perder la batalla en su propio juego—escupí y para mi desgracia sentí un horrible dolor penetrarme la espalda. Maldita botas de cuero que cada vez hacían peor la situación.
—Mi juego. Mis reglas—soltó.
Me levanto bruscamente del suelo y me zarandeo para luego bofetearme con intensidad.
Me queje, la sensación que esto me producía era horrible. Intente zafarme de sus brazos pero el me mantuvo fuerte arañando la piel de mis brazos. Sus unas gruesas y largas ingresaban en mi piel haciéndola sangrar.
—¡Suéltame maldito!
—¡Cállate! ¿Por qué siempre tienes que llevarme la contraria en todo? ¿disfrutas verme así, ah? ¡dime si lo disfrutas!
—¡No! No lo disfruto.
En realidad quise decir: disfruto jodidamente cada vez que sientes que pierdes el control.
No me dio tiempo de reaccionar porque tiro tan fuerte de mi que me golpee la cabeza con un tronco de un árbol. A el no le importo, camino hasta donde estaba, independiente del estado en que me encontraba me bajo la poca ropa que traía puesta, el frio de invierno me abrazo congelándome el cuerpo. Temblé de dolor. Acto seguido me amarro las manos a un tronco que se encontraba cerca, lo mismo hizo con mis tobillos, y justo cuando pensaba que esta vez seria diferente, sentí un horrible dolor en mis partes intimas. Malditos dedos, cada vez era peor soportar el dolor.
Y toda esta mierda el la disfrutaba.
—¡Te voy a enseñar quien es el que manda aquí una vez mas!
—¡No no no, otra vez no por favor!—grite tan fuerte que sentí como mi garganta se desgarraba por dentro. Mi pecho subía y bajaba velozmente y mi respiración era un completo desastre, abrí los ojos y supe que nuevamente había tenido una pesadilla mas con el, las piernas me temblaban y sentía los pies helados como si aquel sueño se hubiera transportado una vez mas a la realidad ¿acaso nunca descansaría de sufrir? ¿Acaso no fue suficiente todo el dolor que me hizo pasar, que sentía la necesidad de seguir apareciéndose en mis sueños? ¿Tanto daño le había causado? ¿Por qué yo?
No pasaba el día en que no me sintiera culpable por todo lo que me había tocado pasar. Tenia tantas preguntas y nadie podía respondérmelas. La cabeza nunca descansaba de formularlas. Habían días en que no soportaba el dolor y recurría a tomar pastillas para dormir. Ya que así era la única forma en la que podía descansar. A mis padres nunca se lo dije. Nunca les conté todo lo que me había tocado pasar mientras estuve allí. Después de todo, ellos nunca estaban en casa.
Yo siempre estaba sola.
Para mi madre siempre fui la peor hija, y no lograba entender porque si lo único que hice fue amarla como un hijo ama a sus padres. Odiaba todo de mi. Me había creado tantas inseguridades que lo único que producía era querer conseguir una muestra de su amor de la manera desesperante. Aun recuerdo el día en que acepto sin siquiera mirarme la propuesta de mi padre al llevarme a un reformatorio psiquiátrico porque necesitaba "corregirme" ya que me estaba desviando del camino, «¿Cómo alguien que nunca pasaba en casa pretendía conocerme y decir que yo no era normal?» A pesar de que intente buscar su mirada y le suplique de rodillas que no quería ir ahí, a pesar de que le prometí que iba a cambiar y haría todo lo posible por agradarle. Incluso le pedí perdón por no haber sido suficiente. Ella simplemente me dio la espalda y se fue. Nunca me miro. Fue como si eso era lo que siempre había querido y al conseguirlo tanta es tu emoción que ni siquiera puedes hablar. Una daga hubiera dolido menos para tan vil rechazo. No entendía porque me odiaba, era su hija, me llevo en su vientre por 9 meses, ¿Por qué entonces no lograba quererme? Peor aun, ¿Por qué decidió tenerme si no me quería? Yo solo era una niña que solo quería recibir amor de sus padres. Que odiaba sentirse sola toda las noches donde la oscuridad era la única que la acompañaba. Yo solo deseaba sentirme segura en un hogar feliz, con unos padres que me amaran tanto como yo a ellos.
Lastimosamente eso no fue mi caso.
Y me arrepentía tanto por no haber huido de ahí cuando pude.
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Weak ©
Teen FictionAshleigh tiene grietas ocultas que le da miedo mostrar por miedo a ser juzgada o rechazada. Pero que sin embargó lucha cada día por ser la chica "perfecta" ante los ojos de sus padres y de la sociedad mientras batalla con los demonios de su interior...