Un Teatro, dos protagonistas y tres actos 3/3

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-Tweek, cielo, ve a buscarte unas piyamas para ti y para Craig.

El rubio se llevó al de ojos verdes a su habitación.

Abre su armario y aparentando estar pensando con intensidad, se rasca la cabeza. -¿Cuál querés Craig?

Craig que estaba acostado boca arriba en la cama de Tweek, se levanta y se asoma a ver. Señala uno celeste. Pero curioso se arrima a un atuendo blanco y lo señala también -¿y ese?

-Oh,¿ese? Es un piyama también. No sé por qué está ahí, en realidad nunca lo usé.

-¿Por qué?

-Es de niña- confiesa.

Craig estaba extrañado de por qué él tenía un atuendo de niña en su armario, sin saber realmente por qué lo tenía ahí.

-Mira, cuando mi mamá estaba embarazada de mí le dijeron que tendría una niña. Mi abuela estaba muy emocionada porque quería con muchas ansias una nieta. Pero a pocos meses del embazaro le dijeron a mi abuela que la enfermedad que Parecía la consumiría más pronto de lo estimado. Ella era modista y le confeccionó un piyama blanco, que esperaba llegara a usar cuando tuviera la suficiente edad. Creo que es un piyama, porque nunca había visto a ninguna chica con un vestido de dobleces tan raros ni enteramente blanco, y tampoco podría ser un vestido de novia. De todas formas mi abuelita falleció antes de que naciera, y nunca pudo conocerme ni saber el giro inesperado que tuvo el parto de mi mamá al haberme concebido. Mi mamá nunca me habla de ella, se comporta extraño cuando la menciono siquiera. Mi papá me lo contó cuando encontré el vestido en el armario de mi mamá, cuestionando que eso no podría entrarle. Me pareció extraño que no haya hecho prendas que pudiera usar un bebé recién nacido.

-Ya veo. ¿Pero cómo llegó a tu armario?

-Pienso que lo pudo haber puesto mi papá, creo que a mi mamá le hacía mal verlo, debe recordarle a mi abuela.

-Tweek, ya está la tina, ven antes de que se enfríe el agua.

-Am, mamá.

-¿Si, cariño?

-¿Puedo bañarme con Craig?Tengo un traje de baño para prestarle.

-Ah...- la señora Tweak dudó ciertamente, no sabía hasta qué punto podía aludir de la inocencia de los niños, especialmente cuando su relación era más compleja que una simple amistad. -Bueno...- pero luego de pensarlo, resolvió que su hijo no era más que un ángel y que ellos bien no comprenderían la madurez con la que se manejaban esas situaciones, dejando de lado lo que pensaba era una exagerada preocupación. -Está bien, Tweek, claro que puedes.

Así pues, preparó unas toallas y dejó a ambos niños en crocks entrar al baño juntos, con ropa para meterse a la tina y juguetes para divertirse. Esperando que la curiosidad no sea un irresistible tabú.
Se quedó un rato vigilandolos, no solo en caso de que pudieran cometer acciones indecorosas, sino también a riesgo de no estar presente si su hijo sufría algún tipo de reacción alterada que pudiera asustar al otro.
Luego de un rato viendo que todo era inofensivo y seguro, se tranquilizó y decidió irse.

Los chicos disfrutaban de la diversión que les propiciaba la compañía del otro.

-Craig

El mencionado formaba espuma a su alrededor, haciendo una barrera de ella sobre el agua.

El rubio se acerca a él. -¿Po qué me separas de ti?

Amor Inofensivo. //TweekxCraig//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora