sentimientos dormidos 2/3

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Craig le mandaba notas en plena clase a Tweek.
Estas iban por hilarantes comentarios, comunicandole tonterías. Le contaba en mala ortografía sus sueños de ir al espacio y el rubio contestaba con los suyos de estar entre luchadores amateurs algún día. Tweek hace unos dibujos en los que se representa como boxeador, el moreno alude su talento y el rubio le vuelve a enviar un papel con un garabato de Craig en el espacio con un tradicional traje de astronauta, lo que fascinó al niño.

Cuando suena el timbre del recreo los niños corren próximos al patio de juegos, mientras la maestra iba tras ellos con su voz arbitraria demandandoles que no corran. El niño de ojos verdes guarda algunas cosas en su mochila y de ella seguidamente saca su nave espacial, Tweek lo esperaba pacientemente.

Clyde, el compañero de ambos niños se les acerca -¡Tweek, Ven! Vamos a jugar con los chicos, lo estuvimos planeando en la clase, nos dividimos en dos bandos, vos venis conmigo- Decía el rellenito niño jalando del brazo a Tweek para llevarselo.

Tweek vacila un poco, no quería dejar solo a Craig, pero él hace un ademán con la mano para despedirlo, asegurandole que estaría jugando con su nave.

-Diviertete Tweek, nos veremos luego.

El rubio duda un poco, pero finalmente se va con el castaño. Lo que a Craig le alivió, se apenaba cuando lo veían jugar con su nave, la crueldad de los niños.


-Clyde, espera- suspira, siendo arrastrado por su amigo. -Hey Clyde...

Este voltea a verlo, sin parar de correr.

-Qué...¿Qué pensas de Craig?

-Lento.

-¿Eh?

-Lo atraparían rápido.

-No. Clyde- aqueja en un suspiro -Digo, qué pensas de él como compañero.

-¿Es nuestro compañero?

Se frustra -Olvídalo.

Apenas el pequeño de ojos verdes cruza la puerta para salir se topa 'casualmente'  con Thomas, un niño enfermizamente pálido, de ojos ambar, con el cabello revuelto y rubio castaño, quien realmente estaba esperándolo.

-Hola Craig. ¡Mi-Mierda!- dijo sonriendo, exceptuando la grosería, a Thomas le agradaba Craig, era de las pocas personas que no se espantaban por su síndrome, de hecho Craig le confesó que era muy genial expresarse con tanta libertad, siempre lo hizo sentir cómodo con su problema, tal vez esos gestos compasivos fueron los que lo inclinaron a enamorarse del pequeño de gorro azul.

Craig sonríe levemente, no era muy expresivo, lo que llevó a pensar a las directrices que pudiera tener un considerable nivel de depresión infantil, queriendo arreglar una cita para él con una terapeuta de niños, cosa a la que se negó rotundamente su madre jactandosé de conocer bien a su hijo. Pero esa naturaleza taciturna del joven a Thomas no lo repelía.

-¿Qué harás hoy?- empieza a caminar junto a él por el pasillo de la escuela.

Le muestra que tiene su juguete en la mano, dandole a entender sus planes. -pero ahora que estás, habrá que hacer otra cosa- su forma de hablar parecía muy grosera y apática, lo que no siempre era su intención.

Amor Inofensivo. //TweekxCraig//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora