Capitulo 3 Un ángel de negras alas

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En esta ciudad no sale el sol, las miradas de las personas evitan el cielo, les recuerda tanto a su realidad, gris, aburrida, sin alma, sin esperanza, sin vida. Las fabricas, esas monstruosas edificaciones que son la principal causa de las nubes que ocultan el sol, pareciese que ocultan el brillo de las personas de igual manera, tras una rutina que los consume, salen cual estampidas de animales salvajes por los portones, mientras otro grupo entra, vidas vienen y van, todas igual de apagadas y tristes, pareciera que están conformes con el hecho de estar inconformes con sus vidas.

¿Quien podría detenerse a ayudar a una niña que se muere en una sucia banqueta, a las afueras de un bar?, concentrados en su rutina, despertarse, cambiarse, tomar el tren que los dirige a la fabrica, estar ahí durante diez horas y un par mas, unas cuantas cervezas al terminar su turno y luego acostarse a dormir, si es posible, cada uno de estos individuos apagados a las emociones humanas, es cada cual mas terrible que el otro, pero tal vez no son todos iguales, los que mas sufren, están mas apegados a sentir el sufrimiento de otros, es así como uno de estos patéticos seres, al salir de su turno enciende un cigarro, dispuesto a hacer lo que los demás, de todos modos la madrugada se puede considerar una extensión de la noche, aunque la oscuridad sea tenue, aun puede percibirse, pero este sujeto esta perfectamente camuflado en ella.

Botas negras, pantalones negros, chaqueta negra que esconde una camiseta del mismo color obviamente, el humo sale de su boca mientras inserta los audífonos en sus canales auditivos, dispuesto a ignorar el mundo que le rodea, pero hay algo que llama su atención, un insólito hecho, que golpea su humanidad  cual martillo al acero, devolviendo así la forma a un corazón oxidado, su cabeza se llena de preguntas y el empieza a cuestionarse:

<¿Que hace una niña ahogándose con su propio vomito en medio de la calle?>, una situación familiar para mi,  dejavu,  podría jurar que es la misma chica que mire a la salida del tren hace probablemente un mes, no me cuestiono mucho mis actos, pues soy un tipo que prefiere actuar antes de hablar, esta muy delgada, por su aroma puedo apostar mi vida a que es una especie de indigente o una chica que tiene severos problemas de higiene, esta completamente inconsciente, pero su cuerpo pide expulsar las toxinas que se encuentran dentro por medio del vomito, apoyo su brazo en mi hombro y la pongo de pie lentamente, el liquido escurre de su boca como el aceite saliente del tornillo de un cárter, no me molesta que manche mi ropa con vomito, estoy acostumbrado a ensuciarme con líquidos pestilentes, suéter rojo, falda negra, medias negras, botas negras, muy parecidas a las mías y que  obviamente no son de su talla, si, es definitivamente la misma chica que recogí hace tiempo, por la que realice la misma acción, tendrá unos catorce o quince años.

Podría llevarla al hospital como hice anteriormente, de hacer eso puede que regrese a esta misma vida de auto destrucción desenfrenada en un par de días, no podría perdonarme  tal atrocidad, la llevare a casa, no es el mejor lugar, pero definitivamente es mejor que morir en medio de la calle, con todos esos empleados mal pagados paseándose por ahí, solo es cuestión de tiempo para que uno intente aprovecharse de su situación, su vomito cesa y se convierte en simples escupitajos, podemos irnos, decido llevarla en brazos, su peso no es problema de todos modos.

Abordo el tren, topandome con unas miradas curiosas , no todos los días se ve a un hombre de mediana edad cargar a una chica con sobredosis en sus brazos, sumado al hedor a vomito de cerveza, ese que es parecido a la espuma, con tonos amarillos y es acompañado de los trozos de las frituras que te dan en los bares para que acompañes con tu bebida, acuesto a la chica en el asiento del tren mientras recuesto su cabeza en mis piernas, su cabello es negro y muy liso, esta maltratado por el tipo de vida que lleva, lo acomodo para que no le moleste, acariciar el cabello de una pequeña enferma, me trae gratos recuerdos, al ver a esta niña solo me pregunto, ¿que estarás haciendo, mi pequeña Yana?, ¿me extrañaras como yo te extraño?.

Cuando las fabricas caminanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora