Secta Yiling Yang [WangXian]

Prólogo

— ¡Fuego! ¡Se quema el hogar de Madame Lan!

Fueron las palabras que aquel joven cultivador soltó mientras corría por los pasillos tras descubrir como el lugar se envolvía en las llamas de aquel fuego abrazador provocando que los más jóvenes se levantarán y ayudarán a apagar el incendio esperando salvar a la que consideraban su Madame entretanto a unos cuantos metros de aquella escena se encontraban un pequeño grupo de seis ancianos que a pesar de mostrar un rostro preocupado muy en el fondo de sus crueles y fríos corazones disfrutaban del espectáculo que les habían regalados los enemigos de aquella mujer.

— ¡Deben detener el fuego! — gritó uno de ellos — ¡No dejen que su Madame muera!

Pero ese comentario solo provocó que el resto soltara una pequeña carcajada que ocultaron con las mangas de sus túnicas esperando que la oscuridad que los rodeaba y los gritos de sus cultivadores desesperados ocultaran su momento de gozo, deseando que aquel fuego consumiera hasta los huesos de aquella asesina que no solo había matado a alguien importante sino que también se había atrevido a contraer matrimonio con uno de sus mejores cultivadores, pensando que era un final digno para una mujer sin escrúpulos como ella y una vez que ese espectáculo terminara podrían volver a poner en marcha sus planes de seguir controlando a los líderes sin que otra mujer arrogante y testaruda se atravesara en sus caminos pues con su muerte, Lan QiangMing no estaría bien y sus hijos pasarían a ser educados por ellos compensando su error con el líder actual, teniendo por fin un clan sin personas incompetentes y de poca moral.

— ¡Sabios ancianos! 

Los llamó uno de los súbditos más jóvenes el cual se notaba agotado pero también preocupado por lo que decidieron poner su mejor cara de preocupación y escuchar la trágica noticia que ellos anhelaban oír.

— Temo que debo informarles que no encontramos al Líder, a sus hijos o al maestro Lan QiRen.

— ¿Qué quieres decir? — mostrando verdadera preocupación.

— No estaban en su hogar y... — observa el suelo temeroso — algunos adultos dicen que hablaron en la cena sobre visitar a Madame Lan esta noche.

Esa frase solo fue el detonante de una bomba que ninguno de los presentes creyó ver en su vida pues aquellos hombres que siempre se habían mostrado tranquilos y pacientes ante todo ahora se mostraban realmente angustiados mostrando que su actuación de hace unos momentos se volvía real pues la pérdida de aquella asesina era insignificante pero si su clan llegaba a perder a todos los integrantes que pertenecían a la rama principal sería el fin de la vida como la conocían pues perderían prestigio, autoridad y fuerza contra las otras sectas de élite. 

Sin dudarlo obligaron a todos a apagar el incendio utilizando a su vez sellos para poder conseguir una abertura que les permitiera entrar y recuperar a las personas que se encontraban atrapadas pero por alguna razón cada vez que lo conseguían algo fallaba volviendo imposible el poder conseguirlo, como si esto hubiera sido calculado para que se convirtiera en cenizas en su totalidad impidiendo la entrada o salida por cualquier medio utilizado, pero a pesar de saber que era imposible y que ni el agua lograba apaciguar el hambre de aquellas llamas los ancianos temerosos del posible resultado amenazaron con los peores castigos para que estos no detuvieran los esfuerzos en extinguir el fuego, tomando toda la noche para intentarlo siendo sorprendidos por los primeros rayos del sol y con esto aquellas llamas que no parecían tener fin comenzaron a descender hasta extinguirse en las cenizas de aquel lugar permitiendo al fin que aquellos seis hombres se adentraron en búsqueda de algún rastro, restos o por lo menos un cadáver, pero no encontraron nada, solo cenizas y restos de madera quemada, su molestia era grande por lo que obligaron a todos a volver a sus habitaciones dejando en claro que ese día nadie tenía permitido abandonarlas mientras uno de ellos enviaba a sus cultivadores de confianza a buscar en los alrededores pues había algo que simplemente no cuadraba en lo ocurrido y ellos lo iban a averiguar tarde o temprano.