Día 1: Toque
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Se miró al espejo fijamente evaluando su apariencia con objetividad, sus ojos esmeraldas viendo detenidamente su vestuario. Sus manos se elevaron para acomodar la cofia en su cabeza de un tono azul pastel, que iba a juego con el vestido que portaba. Sonrió ligeramente, manteniendo aquel gesto gentil en el rostro.
Cerró su locker asignado en la clínica y registró su entrada en la oficina, lista para empezar su día. Estaba bastante nerviosa, aún era su primera semana como enfermera en la Clínica especializada en rehabilitación de trastornos mentales menores. La dinámica ahí era más complicada que en su estadía en un hospital convencional.
Había trabajado acerca de un año en el hospital general de Tokio. Sin embargo, este año había sido transferida a las afuera de la ciudad a la clínica. Un cambio que fue totalmente sorpresivo, porque siempre pensó que había estado haciendo un buen trabajo en el hospital. Era una enfermera dedicada que jamás había faltado y cumplía con sus horarios en tiempo y forma. Solía quedarse más tiempo si había muchos pacientes en urgencia para auxiliar a los médicos, todo esto sin que le pagaran los extrañas. No es como que ella los exigiera, disfrutaba su labor humanitaria. Era una enfermera dedicada en su profesión, que dejaba entrever que disfrutaba lo que hacía. Siempre con una sonrisa en el rostro y trasmitía una vibra cálida a todos los pacientes.
A pesar de eso había personas en el hospital que jamás reconocían su esfuerzo y alguna vez escuchó, mientras estaba en el baño, como hablaban de ella. Del recurrente hecho de que había conseguido su puesto de enfermera en el mejor hospital de Tokio debido a las influencias de su padre. Su progenitor era un brillante inversionista y empresario que tenía gran poder adquisitivo y una habilidad innata para las negociaciones. Por consiguiente, tenía una gran influencia en la ciudad, algo que facilitaría que su hija mayor consiguiera un buen puesto en su trabajo.
Todo esto estaba lejos de la realidad. Su padre mismo desaprobó completamente que su heredera prefiriera una carrera tan mundana y poco lucrativa como el sector salud. Se suponía que seguiría y mantendría vigente el imperio de su padre. Pero Mitsuri, cargada de todo el valor posible, desistió. No tenía la actitud ni la personalidad para ser una mujer de negocios. Su vocación era más humanista, por lo que se fue con dudar, aunque su padre mismo casi la desheredaba por eso.
Luego de que su padre aceptara tal osadía de su hija, intentó convencerla que si iba a estudiar algo así, al menos fuera médico. Esos tenían más oportunidad de ser reconocidos con una especialidad en el mundo. Pero su hija se recluía a limpiar las secreciones que los pacientes soltaran y a nunca sobresalir. No volvió a tocar el tema y decidió no intervenir.
Todo parecía ir excelente pero un día normal fue transferida. Aceptó el cambio sin pedir explicaciones, pero se había sentido totalmente subestimada. Y por primera vez sintió que no estaba haciendo un buen trabajo, que tal vez necesitaban más eficacia que lo que ella hacía. Mitsuri jamás hacía lo que esperaban de ella. Como su padre y como todos los que estaban en su vida. Aquella vez Kanroji mordió su labio inferior reprimiendo las lágrimas y puso la mejor cara que pudo. Haría todo lo mejor posible, como siempre lo hacía.
Su trabajo era monótono, administrar medicamentos y monitorear que estos verdaderamente fueran consumidos. Había algunos pacientes que los ocultaban debajo de la lengua. Darles sus alimentos, cuidarlos en sus horas libres cuando salían en el jardín. Básicamente era seguir horarios muy específicos. Aunque lo más relevante era evitar que alguno de los pacientes se hiciera daño.
Eran personas bastante conscientes de su entorno, aunque a veces tenían días difíciles. Cuando se perdían, teniendo una crisis y mostraban su lado más errático. Mitsuri recordaba que en su primer día había recibido un puñetazo en el rostro al sentirse nerviosa al contemplar algo como eso. Otra enfermera le llamó la atención, indicándole, tiempo después, que debía ser firme y dura con esas personas o iban a drenarle la vida.
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Obamitsu week 2021
FanfictionReencarnaremos en varias realidades y aún asi volveremos a encontrarnos. Esta colección participa en el Obamitsu week 2021, participaré en los siete días. Toda esta colección esta dedicada especialmente y con cariño a Leiviv.