Capítulo 4

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Unas horas después, luego de desahogarse, contar sus penas, reír un momento y relajarse, ambos notaron que se les había hecho muy, muy tarde.

- Ay, mierda – musitó Hermione, mirando su celular. Hace unos años se había comprado uno para poder comunicarse con sus padres y con cualquier persona muggle que necesitara.

- ¿Qué pasó? ¿Quién murió?

- Jaja, chistoso – dijo la castaña, echando atrás su cabello – Se ve que no sabes ni por remota idea qué hora son.

- Uhm, no, no lo sé.

- Las dos de la mañana.

- Oh, mierda.

- Sí, justo eso. – ella sonrió con sorna.

- Se nos pasó demasiado la hora.

- Cuatro horas charlando, vaya.

- Rompimos un récord – bromeó Harry – Bueno, supongo que es hora de volver a la realidad.

Se levantó y se estiró un poco. Hermione hizo lo propio, sacudiéndose la ropa. Ambos salieron de la casa y, después de una última despedida, cada quien se apareció en su casa.

Por un lado, Hermione al llegar, solo escuchaba los ronquidos de Ron en su habitación. Suspiró con alivio. No tenía demasiado sueño pero se vistió con el pijama y se recostó con cuidado al lado del pelirrojo.

Y Harry...

- ¿Dónde estabas? ¿Piensas dejarme con la palabra en la boca siempre?

- Ginny, no tengo ganas de pelear.

- Es que esto no es pelear, Harry, por Merlín – Ginny suspiró – Mira, vivimos juntos, se supone que entre los dos debe haber un mínimo de respeto. O al menos, debería saber que no vas a estar en casa por horas.

Harry reflexionó por unos instantes. Ginny tenía mucha razón, por supuesto. Siempre la tenía. La miró un par de segundos. El cabello atado en una coleta alta, esos preciosos ojos café de los que se enamoró hace años... Pero ahora, siente que algo les falta. Esa chispa que había ambos y que le encantaba se había esfumado.

¿Dónde está el amor que hasta hace un tiempo le profesaba con tanto fervor? ¿A dónde fue a parar la flecha que Cupido le lanzó?

- Sí, tienes razón – dijo pausadamente – Solo que estos tres días no han sido los mejores, y me fui a tomar aire. Nada más. Y la casa de Luna me quedaba cerca a donde quedé después de la misión, así que dormí allí. No pude avisarte porque estaba demasiado cansado como para pensar en algo más que en tirarme a dormir. Eso fue lo que pasó.

- Bueno... Así se explica todo – Ginny se sentó en la cama – Lo siento, Harry. No esperé a escucharte, y me puse a interrogarte como una investigadora. Lo siento, enserio.

- Bueno, ya no hablemos de eso. Ya vamos a descansar, anda. – y, luego de ponerse el pijama, se recostó al lado de Ginny para dormir.

QUÉ HUBIERAMOS SIDO JUNTOS - HARMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora