(II) Secrets.

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(No supe que decir, me quedé en shock, mi hermana tenía razón, no recordaba aquella promesa que hicimos ¿Cómo pude olvidar algo tan importante? Ahora que lo pienso, no recuerdo nada de mi infancia en este castillo, supongo que mi hermana debe odiarme en este punto, lo merezco).


                               (...)

La princesa continuaba reprochándole todo aquello que menciono mientras que al otro lado del pasillo entro su hermanastro de golpe con dos guardias a su costado corriendo hacia su dirección dejando caer un peine de plata al piso.

–¡¡Hermana!! Escuche gritos al otro lado del pasillo ¿¡Estas bien?! ¿¡Te hizo algo?!

–Tranquilo Robert, estoy bien, lo empuje yo, no es su culpa.

El menor de ellos fijo su mirada en su hermano mayor, su mirada era inexpresiva junto al resto de su delicado rostro, a pesar de tener algunas cortaduras en su cuerpo debido al vidrio roto del espejo


El no hizo ningún gesto, solo salió de la habitación dejando atrás a ambos Guardias y sus hermanos menores, uno de ellos consolando a su hermana mientras ella seguia haciendo un desastre por toda la sala tirando todo tipo de cosas que encontrase dentro de la sala

El continuaba caminando en busca de su personal para irse de aquella situación "desagradable"

Mientras el se adentraba en los largos y frios pasillos del palacio, un chico castaño claro se percata de la presencia del príncipe desorientado y perdido en sus pensamientos, muy herido y con un rostro poco inexpresivo


El joven chico debate con sí mismo si acercarse al príncipe o no, de todos modos el es solo un sirviente del castillo

Mientras sigue debatiendo con si mismo, el príncipe cae al suelo moribundo y el chico castaño corre a ayudarlo, con lo poco consciente que estaba escucha a alguien correr hacia el mientras grita pero que no escucha sus palabras con claridad debido a que este cae completamente inconsciente al suelo

                             (...)

El príncipe despierta poco a poco y lo primero que observa es que se encuentra en su habitación, supone que se desmayo debido a la pérdida de sangre en sus heridas. Un chico entra la habitación con un par de vendas en sus manos y un vaso con agua

–¿Se encuentra bien, su majestad?

Dijo aquel sirviente, su rostro se mostraba cansado, pero su ojos transmitían calidez, a palabras del príncipe.

–¿Supongo que eres nuevo aquí, no? Conozco cada uno de mis sirvientes, nunca te había visto.

–Soy Andres, su majestad. Decidí ser parte de su personal por que un amigo decidió trabajar con usted, no quería dejarlo solo así que decidí acompañarlo, espero serle de ayuda.

–Oh, tu debes ser el chico que me ayudo cuando caí inconsciente al suelo, muchas gracias, Andres.

–Solo hago mi deber majestad. No tiene por qué agradecerme nada, traje más vendas para remplazar las que tiene puestas, para evitar que se infecten sus cortes.

El príncipe intenta moverse y es detenido rápidamente por el sirviente  tomándolo del brazo mientras el príncipe lo observaba curioso

–Le sugiero que no haga movimientos bruscos, uno de los pedazos de vidrio se incrustó en su dorsa espinal y puede empeorar si no se cuida. Si no es molestia, le pido que se siente cuidadosamente para tratar sus heridas.

That foolish prophecy  (Spartor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora