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La popularidad de los hermanos Matsuoka era algo sorprendente pues la mayoría de los estudiantes los tenía como su modelo a seguir

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La popularidad de los hermanos Matsuoka era algo sorprendente pues la mayoría de los estudiantes los tenía como su modelo a seguir. Ya que, estos se esforzaban por tener buenas notas o serían regañados por sus madres.

Y según la descripción no solo eran muy atractivos sino también amables, pues solian sonreir y devolver los saludos con la misma cortesía que los recibían. Sin duda alguna estudiantes ejemplares y encantadores.

Esperaban que esa sea la razón del porque han sido llamados a la oficina del director, caminaban con un poco de nerviosismo por los pasillos de la escuela pensando en una de las tantas estupideces que han hecho.

— Buenos días jóvenes, por favor tomen asiento.

Ambos saludaron al Director e hicieron caso a su petición, se sintieron aliviados al saber la razón de su llamado. Pero, eso no duró mucho pues ahora tenían una mayor responsabilidad.

Ambos debían escribir un discurso motivador para los estudiantes, debido a que próximamente se realizaría un evento en donde asistirían alumnos de otra escuela para mejorar la "convivencia" entre los alumnos.

Mínimamente les habían avisado con un mes de antelación, su escrito sería supervisado por una maestra a la que le encantaba realizar esa clase de eventos.

— No quiero escribir un tonto discurso. Sólo voy a decir: "Estudien mucho, gracias"

— Oh!, Y que las drogas son malas.

— Cierto, entonces diré: "Estudien mucho y recuerden que las drogas son malas"

— "Gracias por la atención brindada, buen día"

Ambos comenzaron a reír mientras caminaban de regreso a sus respectivas aulas. Aunque decidieron quedarse afuera pues solamente faltaban diez minutos para que sonara la campana indicando que era hora de su descanso.









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Después de clases habían decidido salir a divertirse un poco pues era solamente para quitarse el "estrés" de ser un estudiante.

— Masaru, habló en serio.

— Yo también estoy hablando en serio.

Ambos comenzaron a retarse con la mirada, estaba claro que ninguno cedería a la pelea. La gente a su alrededor miraba con curiosidad, no era común ver a dos chicos de su edad peleando de aquella forma.

— Entonces debes saber que es mío.

— Estas loca si crees que tienes la razón.

Ambos comenzaron una pequeña pelea por un peluche con forma de perro, este era uno muy lindo de color gris con ojos azules y el pecho blanco. Después de varios jalones Masaru terminó ganando, obviamente pudo haber ganado desde el principio pero le gustaba burlarse de ella.

— ¡No es justo! ¡Eres un tramposo!

— Y tú una perdedora. — Su sonrisa burlona dejaba encantada a más de una chica a su alrededor.

— Tonto.

— Tinti. — Se burló de nuevo, pero antes de que pudiera recibir algún reclamo hablo de nuevo. — ¿Oye, ese no es el amigo del enano?

— Oh!, ¡Dra...! — Masaru, puso su mano en la boca de su amiga.

— Espera, no está sólo. Va con una chica.

— ¿Crees que sea su novia? — Pregunto emocionada.

— No creo. No están tomados de la mano, ni siquiera están tan cerca del otro. ¿Deberíamos ayudar?

— No seas metiche, dales tiempo. — Regaño cuando vio a su amigo avanzar siguiendo a la pareja.

— ¿Vienes o no? — Se detuvo a mirarla esperando por su respuesta.

Sonrió al verla avanzar, le había llamado metiche, pero aún así aquí estaba apoyándolo. Los siguieron a una distancia prudente escondiéndose detrás de otras personas para que no fuera muy obvio.

— ¿Qué hacemos? — Pregunto (___), al ver que se habian detenido a comprar helado.

— Sigue caminando. — La chica tenía un mal presentimiento. — Vamos por un helado también.

Una vez cerca Saru sonrió malvadamente y empujo a su amiga con fuerza haciéndola chocar contra la espalda del chico con un increíble tatuaje de dragón. El rubio no se movió ni un centímetro sólo se giro a mirar a la persona que había chocado con él.

— ¡Si vuelves a hacer eso voy a golpearte hasta dejarte morado y ni tu madre te va a reconocer!

— No sabía que te gustaba amenazar gente.  — La voz de Draken llamó su atención, al mirarlo pudo notar que el chico tenía una sonrisa burlona.

— Lo siento, Draken. Yo no quería... — La pobre chica no sabía que excusa decirle al rubio. — Es qué tú... Saru es un idiota y...

— Tranquila, lo entiendo. — El rubio sonrió con gentileza. — Pero, primero deberías verificar que no causaron problemas y después golpearlo.

— Seguiré tu consejo. — Aseguró, para después mirar a la chica a un lado y sonreír. — Hola. Lamento interrumpir su cita.

— ¿Eh? Nosotros no... No es... — Aquella rubia intentaba dar una explicación a pesar se sentirse sumamente nerviosa y tener las mejillas sonrojadas.

— No tienes por qué avergonzarte, hacen una bonita pareja. — Debido a su comentario ambos se sonrojaron y sonrieron tímidamente. — Sigan en su cita, yo iré a patear a ese idiota de cabello azul. ¡Nos vemos!

Ambos la vieron correr hasta su amigo para después decirle unas cuantas cosas y quitarle un peluche de las manos antes de comenzar a caminar siendo seguida por su amigo.

Al final Masaru terminó quedándose al pequeño perro pues había conseguido un gato de color negro con un colmillo sobresaliente. (___) quedó enamorada inmediatamente y prefirió quedarse al lindo felino al cuál decidió llamarlo Sr. Gato pues Masaru había llamado a su peluche Sr. Perro.









SOBRE LAS FLORES || KEISUKE BAJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora