2.

203 26 3
                                    

— Eres un tonto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Eres un tonto. ¿Qué tal si se rompe, Tontosaurio?

— Pero no se rompió. — Bufo indignado por su nuevo apodo. — Si se rompe te lo pago.

— Tú nunca pagas nada. — Acusó. — Siempre quieres que te perdone comprándome comida.

— No sé porque te quejas, si bien que funciona. — Respondió alzando los hombros.

— Apenas es la segunda semana y ya tenemos que entregar una estúpida maqueta....

— ¡Cuidado!

Saru aventó a su amiga hacia dentro de un aula haciéndola chocar con alguien. Claramente lo idiota no se le quitaba, había sido otra de sus estúpidas bromas, se dio cuenta de esto al escucharlo carcajear desde afuera.

— Ese hijo de...

— ¿Estás bien?

— Oh! Disculpa, mi amigo es un idiota. — Se separó del chico que por suerte la había atrapado o sino posiblemente estaría saludando al suelo.

Aquel joven con voz grave le llamó por su nombre, un poco incrédulo por la forma en la que se habían encontrado. Se miraron unos segundos analizando el rostro del otro, guardándolo en su memoria.

Por su parte, ella debía admitir que era un chico muy apuesto con unos curiosos ojos ámbar. Su uniforme desalineado le hacía entender que era un chico algo problemático. Cosa sin importancia. Ella y Saru, eran igual sólo que a ellos sus madres los obligaban a ir impecables a la escuela.

Y si por alguna extraña razón llegaban con el uniforme desalineado debían prepararse mentalmente para una larga interrogación incluso llegando al extremo de llamar a la casa del otro para verificar que no mentían.

— Nos vemos, extraño. — Se despidió con una pequeña sonrisa cuando salió de su trance, no quería incomodar más de lo debido.

— ¿Ahora soy un extraño? — Esa pregunta la desconcertó, así que miró nuevamente al apuesto joven pelinegro.

Baji tenía una pequeña sonrisa, sus nervios desaparecieron al tener a la chica tan cerca. Sintió una increíble paz al sostenerla entre sus brazos extrañamente en su interior surgió la necesidad de quedarse así más tiempo.

— ¿Eh? ¿Nos conocemos? — Ante esto el chico sonrió más, está vez mostrando sus dientes. — ¿Kei? — Su cerebro tardó menos de un segundo en procesar la información. Nunca imagino que su amigo de lentes era aquel chico problemático que decían los rumores. — ¡Kei, eres tú! — Se lanzó a abrazarlo como si fueran amigos desde hace años.

— ¿Acaso nos estabas evitando? Por cierto, te vez bien con el cabello suelto y sin lentes. Me atrevo a decir que eres muy guapo. — Comentó guiñándole un ojo, riendo levemente al verlo avergonzado. Tenía la apariencia de un chico rudo pero seguía sonrojándose por todo.

SOBRE LAS FLORES || KEISUKE BAJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora