Capítulo 14

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Los exámenes finales habían comenzado, estaba llegando el día en que dejarían de ser colegiadas y ahora se convertirían en universitarias

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Los exámenes finales habían comenzado, estaba llegando el día en que dejarían de ser colegiadas y ahora se convertirían en universitarias. Y eso ponía nervioso a más de un estudiante.

Lisa se juntó con sus amigas para ir a una plaza —a la que no solían ir muchas personas—, a estudiar y ayudarse mutuamente.

Estaba ayudando a Jennie a resolver algunos ejercicios, mientras Jisoo aprovechaba de escuchar la explicación de la omega. Winter sacó de su mochila unas fuentes con comida, mientras su novia iba a una tienda cercana por unos refrescos. Llevaban ahí cuatro horas, era hora de tomar un descanso y comer un rato.

—Tengan, coman algo —puso en el centro una fuente con muchos onigiris, acompañado con un poco de lechuga. Y en otra había trozos de distintas frutas frescas.

—Gracias, pensé que moriría de hambre —Jennie empezó a comer. No podía evitarlo. Cuando se ponía nerviosa o se estresaba, le daban muchísimas ganas de comer.

Karina llegó sosteniendo cinco jugos. Le entregó uno a cada una. Empezaron a comer todas juntas, aunque Jennie se había adelantado claramente.

Winter recordó una duda que tenía hace ya un tiempo, y no encontró mejor momento que ese.

—Lisa unnie, ¿es novia de Roseanne Park? —la pelinegra dejó de masticar el onigiri que tenia en su boca, haciendo que sus mejillas se vean gorditas. Más el sonrojo, la hacía ver tierna como un bonito hámster; como Rosé.

Tragó la comida y respondió.

—No.

—¿No? —preguntaron las demás al unísono.

Lisa negó. No mentía, Rosé no era su novia aún.

—Solo somos... —se quedó en silencio. ¿Qué eran realmente? ¿Amigas? Eran predestinadas, pero no tenían algo oficial. Sus amigas la miraron confusas esperando una respuesta—. Realmente no sé qué somos.

—¿Cómo que no sabes? Han estado más de tres meses juntándose y hablando —habló Jisoo.

—Es que realmente no sé qué somos, aparte de ser predestinadas.

Y al presenciar como sus amigas la miraban sorprendidas en silencio, supo que dio información de más, y ya era muy tarde para evitar el interrogatorio que venia en camino.

Y al presenciar como sus amigas la miraban sorprendidas en silencio, supo que dio información de más, y ya era muy tarde para evitar el interrogatorio que venia en camino

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Llegó a su casa, tiró su mochila al suelo para luego caer rendida en la cama. ¿Quién iba a pensar que responder preguntas iba a llegar a ser tan agotador?

Solji, la mamá de Lisa, abrió con cuidado la puerta de la habitación de su hija. La vio tirada en la cama durmiendo, aun con la ropa con la que salió, además de que ni siquiera se tomó el tiempo para meterse en la cama y abrigarse con sus sabanas. La mujer negó con una dulce sonrisa.

Se acercó a la omega pelinegra e intento levantarla, pero claramente ya no era una niña pequeña a quien pudiera levantar fácilmente. Movió delicadamente su brazo, y esta se removió soltando un pequeño gruñido.

—Jovencita, usted no me gruñe —dijo en un susurro—. Hazme el favor de por lo menos levantarte y ponerte pijama, ¿sí? —la omega se levantó perezosa para ponerse lo anterior mencionado.

Su madre la arropo con las mantas cuando ya estaba acostada nuevamente. La miró con nostalgia, preguntándose como fue que los años pasaron tan rápido, si aun recordaba perfectamente el cumpleaños número cinco de su pequeña hija.

—Mamá —la omega mayor emitió un sonido para que continuara—, encontré a mi pareja predestinada.

No sabia porque le había dicho, pero sentía que era momento para hablarle a su madre sobre Rosé.

—¿Quieres contarme más sobre eso mañana? —ella asintió con los ojos cerrados.

Solji acarició su cabello negro y largo. Sabia que era reservada con sus sentimientos, y además de que se ponía nerviosa. Y como cuando Lisa era un bebé, se removió buscando más caricias por parte de su madre.

La adulta confirmó el hecho de que, aunque pronto iba a cumplir dieciocho y ya había crecido, seguía manteniendo algunas características de cuando era más pequeña.

La adulta confirmó el hecho de que, aunque pronto iba a cumplir dieciocho y ya había crecido, seguía manteniendo algunas características de cuando era más pequeña

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Sweet or cold ¹ | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora