✧ 𝐂𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐡𝐚𝐝𝐚𝐬 ✧

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—La codicia es algo terrible, y hay quienes nunca lo entienden. Como sucedió a un hombre llamado Fafnir, y a sus hermanos Ottar y Regin…—relató Shu en voz alta, mientras todos ahí, reunidos en la sala escuchaban atentamente—. Ottar tenía la capacidad de transformarse en otros seres. Un día se transformó en una nutria. El dios Loki pensó que era una nutria de verdad y lo mató. Entonces el padre de los hermanos le pidió a Loki que pagara por su crimen. Loki lo hizo, dándole oro, pero el oro estaba maldito de manera que siempre le acompañaba la mala suerte. Cuando vieron el oro de su padre, Fafnir y Regin se llenaron de codicia…

Y siguieron oyendo, ni siquiera se dió cuenta cuando, en medio de todo aquello, se quedó dormido.

Nada nuevo pero sumamente raro que no sintiera sus párpados pesar, y solo cayera cuál peso muerto en aquella tierra de ilusión.

Despertó, estaba en medio de una cueva, la luz de la mañana se filtraba por la gigantesca abertura que daba hacía el paisaje de fuera. Por muy extraño que sonara, eso no lo alteró ni un poco, sentía como si conociera ese lugar de años.

Intentó acercarse a la puerta, más, el sonido del metal resbalando, en cuanto se movió, lo confundió.

—¿Qué es…?—inquirió, girándose, abriendo sus ojos sorprendido al encontrar un montón de huesos aún cubiertos por armaduras—. ¿Qué…?

Entonces, se escuchó una fuerte explosión de fuera, lo que le alteró aún más.

Caminó desde su posición hasta la entrada a la cueva, levantándose y sacudiendo su ropa, que no era más que una túnica grande de piel, y unos tantos pedazos metálicos que protegían su pecho, hombros y rodillas.

Los sonidos se hicieron más pronunciados a medida que avanzaba. Y cuando por fin llegó, aún procesaba información para poder creerse lo que ocurría ante él.

"¿Valt y… Shu?"—pensó extrañado, mientras estos seguían atacandose entre sí, sin piedad alguna, como si realmente quisieran hacerse daño. Está bien, que sí solían pelear algunas veces pero, nunca creyó que fuera tan serio, después de todo nada era más importante que su amistad.

Quedó más extrañado todavía, sobre todo cuando al fijarse bien en sus atuendos nada tenía sentido. Valt cargaba una poderosa arma en sus manos y Shu, pues él sacaba una extraña luminiscencia de sus manos, que al parecer no eran simples flashes de luz pues el Aoi se esforzaba por esquivarlos.

Valt estaba enfocado en él joven albino, y no quería perder ante él.

Así que buscaba con fuerza protegerse de sus ataques, si lograba herirlo, entonces significaba que él ganaba.

Aunque Shu nunca se la dejaba fácil, tuvo que esquivar una que otro ataque, hasta quedar delante de él y blandir su espada, en un golpe certero.

A poco estuvo de perder la cabeza. Se había confiado por un segundo, y con mucho trabajo, formó una barrera que fue capaz de protegerlo lo que duró el ataque.

—¿Ya te has cansado?—inquirió, aunque en su tono no hacía ver la burla ni mucho menos. Como uno esperaría en aquella situación.

Free observaba desde la protección de su colina, aún extrañado ante eso, pero obvio prefirió no meterse para no salir herido también.

Valt miró aquellos orbes carmesí, estaba cansado en realidad, llevaban tiempo practicando y la verdad prefería dejarlo para otro momento.

Aunque fuese bastante contradictorio a la ley de los caballeros.

O Valquirias, como lo era él.

Suspiró, guardando su espada, le miraba serio, aunque no era como si estuviera molesto—. No importa, después volveré a buscarte.

𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐨𝐬 𝐏𝐨𝐥𝐨𝐬 𝐎𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬 [Week Fralt 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora