Capítulo veintitres

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Sin responder, Do Young levantó su mano liberando la ajena y llevó la suya a sus labios, mordiéndose suavemente el dedo índice

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Sin responder, Do Young levantó su mano liberando la ajena y llevó la suya a sus labios, mordiéndose suavemente el dedo índice. Respiró hondo.

ㅡ¿Puedes subirte la camiseta también?

ㅡ¿Para qué?

ㅡPara acariciarte también ahí.

El pelinegro rio por donde quería acariciar, pero negó de todas formas.

ㅡNo, que tengo cosquillas.

Jae Hyun no dijo más y comenzó sus caricias de nuevo sobre las piernas ajenas. No tenía ninguna intención oculta, ya que le había prometido a Do Young que no tocaría nada y eso haría.

Sus manos se paseaban por los muslos con lentitud mientras seguía mirando a Do Young, aunque éste parecía querer evitar la mirada y estaba demasiado callado.

ㅡTus piernas son muy bonitas.

ㅡGracias...

¿Qué no iba a tocar nada indebido qué quería decir? Se preguntaba Do Young, de todas formas, esas caricias seguían siendo provocativas, o es que sus muslos eran demasiado erógenos.

Jae Hyun abrió ligeramente las piernas del pelinegro para alcanzar más zona del muslo interior, Do Young tenía sus shorts más que subidos. Acariciaba con sus uñas dejando pequeñas líneas que se marcaban y desaparecían con rapidez.

ㅡJae no-...

ㅡNo estoy tocando nada ㅡInterrumpióㅡ. Tienes la piel de gallina ㅡDijo con una sonrisita de lado.

Metió como pudo, un poco de su mano por debajo de la tela, tocando la ingle del mayor. Eso era tocar nada indebido ¿No? ¿Dejarle con las ganas? Suspiros escapaban de sus labios, sin querer que fueran escuchados por Jae Hyun, pero el bulto de su pantalón no se podía disimular, era aún más que antes.

ㅡYo...

ㅡCalla Do Young ㅡSusurró poniendo el dedo índice frente a sus labios indicando que guardara silencio.

ㅡTócame, por favor ㅡDijo apenado el mayor.

ㅡHe prometido que no lo haría...

ㅡQuiero que lo hagas ahora.

ㅡNo.

ㅡTe odio.

Jae subió sus manos para introducirlas por debajo del jersey, tocando el abdomen de Do Young para hacer que se retorciera de las cosquillas, aunque eso ahora no le hacia ese efecto, el que sí hizo era provocarle un suave jadeo.

Acabó por ponerse encima del mayor, dejando caer su cuerpo, y haciendo presión sin ningún pudor sobre la erección sensible de Kim, mientras se acercaba a los labios para besarle. Un alto gemido salió de los labios del pelinegro, estaba exageradamente sensible y cualquier roce en su entrepierna o sobre su cuerpo alteraba sus hormonas de sobremanera.

Hazme un favor | JaeDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora