Poco después de nuestra cita, nos volvimos a encontrar en su última noche, sabía que era la última,de algún modo lo sabía aunque ella se fuera la primera semana de agosto, quería que durara para siempre... Esta vez hicimos lo que ella quiso, fuimos a comprar de todo, a comer, vimos una película, miramos el cielo nocturno,escuchamos música, conversamos, hicimos todo lo que quisimos esa tarde.
Hicimos cosas aburridas su presencia las mejoraba.Tenerla cerca era el premio más grande en esta vida, sentirla a mi lado, sin duda ella fue mi primer amor y el único en esta y tal vez en otra vida.
Después de esa vez ella se iría a Berna y yo a Zurich, y después iría a Winterthur donde viviría en en la casa que mis padres me regalaron además de que acabaría mis estudios, yo no la volvería a ver, sólo tendría el recuerdo de ella.
Recuerdo que esa noche se veía hermosa, tan hermosa como nunca y no me cansaba se repetirlo. Caída la noche fuimos a su casa donde suavemente le dije:
"Te amo, esa es la herencia" "S'il y avait neuf vies, toutes vivraient avec vous"
Tras esas palabras se adentro en su cabaña, la última vez que la vi fue una noche romántica, una noche mágica.
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La mujer que amaba los girasoles
Teen Fiction¿Tres años es una gran diferencia a los 15? Zamira y Angelo, una tierna historia de juventud.