El gran día, solo bailar...

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Cuando llegó el gran día estuve tan desesperado porque llegara la hora, sentía que mis latidos iban a mil por hora, postré más de una vez mis bellos ojos color miel en el reloj de mi muñeca, tenía un brillo en la mirada,me había estado mirando al espejo compulsivamente esperando a que fuese perfecto, se me veía bastante bien el traje negro, mi piel clara, mi cabello quebrado color oro, resaltaban haciendo que mi aspecto mejorara.
Dadas las 6:45 p.m. salí de mi casa, tuve que llevar a mi hermana ya que amenazó con decirle a mi mamá que iba con Zamira, mi madre me haría un interrogatorio, me daría un sermón y para terminar no me dejaría ir, así que no me quedó otra opción que llevarla, por suerte acordamos que ella iría con sus diablos que tenía por amigos amigos y yo estaría solo con Zamira. Nos encontraríamos a las 9:30 para regresar juntos a casa. Llegamos con 2.4 minutos de anticipación y para las 6:59 le di 3 golpes a la puerta marrón frente a nosotros, ella salió rápidamente con su hermoso vestido de lana color esmeralda, sus labios estaban iluminados por un bello rosa brillante, calzaba zapatillas que hacían juego al igual que sus aretes, a simple vista parecían pesados, no obstante ella no mostraba señal alguna de incomodidad. Mi hermana inmediatamente después de verla quedó maravillada, ella la había imaginado regordeta, con el cabello teñido de rojo y manchas en el rostro, sin embargo vaya sorpresa que se llevó, agradeció en voz baja no haber

apostado conmigo.

Pronto empezamos a caminar hacia el festival de la luna roja, mi hermana se fue con sus amigos a medio camino mientras nosotros seguimos caminando, el tiempo juntos fue callado hasta haber llegado al festival donde quedamos asombrados con las decoraciones que ese año eran mejores que el anterior.

Zamira empezó a llevarme de un lugar a otro, estuvimos casi por 30 minutos de puesto en puesto, le daban tragos de colores, se lo llevaba y luego me regalaba un poco.

Después de haber estado caminando por un rato, fuimos a la pista de baile, con lo que me había enseñado mi hermana pude bailar como nunca antes.

"Solo bailemos"

Le susurré al oído y con un vago asentimiento de cabeza empezamos a bailar cada vez más y más lento.

La mujer que amaba los girasolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora