Ya no hay aire para respirar, ni mucho menos un camino que seguir,
Ya no queda línea que escribir, y mucho menos algo que mirar,
Ya no siento ni corazón ni alma que me pueda hacer regresar a los momentos en qué tus labios formaron tan dulces cuchillos,
Ni mucho menos queda un hombre el cual crearía más de míos poemas para que no te sientas tan...
Ya no queda polvo del cual escribir, y mucho menos la cobardía que guiaría las letras,
Ya no quedan esperanzas, ni mucho menos aquel muñeco que con el tiempo dejo de reir,
Desteñidos quedaron los ojo, y la boca se vio amarrada con el mismo nudo del cuello,
Y las manos de aquel muñeco ni dedos le quedan de tanto escribir, ya ni como trapo sirve por sus manchas de tinta las cuales llegan al suelo,
Ya llegará su hora de cambiar de forma, de volver a teñirse con el color de la alegría, mientras que la llama que le daba viva se apaga,
Si no fuera por el creador de su historia no sería quien es, pero recuerden que no queda nada,
Porque... Ya no queda tinta que escriba, ni lector que vea,
Y ya no queda escritor que crea, que esta historia no sea verdadera.
