Todos tienen un secreto que guardar

63 10 0
                                    


Sirius

9 de Noviembre

Me llenaba de celos cada vez que veía a Vee y a mi hermano teniendo esos momentos de "mejores amigos". No eran celos de ella, eran celos de Regulus; sentía que Regulus se comportaba con ella como antes lo hacía conmigo. Entiendo que su distancia y mal trato estén bien fundamentados, pero jamás pensé que me reemplazaría tan fácilmente.

Apenas él despertó, bastó una mirada para decirse mil cosas a la vez. Sonrió aliviado al verla sostener su mano, pero su semblante cambió cuando me vio. Era una mezcla entre sorpresa y disgusto, lo sabía bien porque era la misma mirada con la que mi madre me observa a diario.

Verena solo besó su frente para luego abandonar el lugar; se excusó diciendo que tenía que comenzar sus horas de castigo. A mí simplemente me dijo «Nos vemos luego»; hace unas horas dormía entre mis brazos y ahora solo me dice que me "verá luego", ni siquiera fue capaz de pronunciar mi nombre...

—¿Pasa algo? —rompió el silencio Regulus—. Tienes cara como si te hubiera golpeado una bludger fuera de control.

—No es gracioso...

—¿Esperas que crea que de verdad te quedaste solo por mi?

—Eres mi hermano, Regulus, no importa de que casa seas, siempre serás mi hermano.

—¿Y ahora que? ¿Me vas a abrazar o algo así?

—Pudrete.

—Menos mal; estaba a tres palabras cursis de pensar que esa Bludger me dañó más de lo que pensaba... Aún así, de verdad aprecio que te hayas quedado, hermano.

—Mientes tan mal como papá.

—Pudrete, Sirius ¿Que día es hoy? —inquirió mirando por la ventana.

—Domingo, dormiste casi un día. De ser necesario quizás te tengas que quedar aquí hoy también.

Suspiró poniendo cara de fastidio, aunque ese gesto era común en él. Yo no sabía si seguir aquí o solo irme y ya.

—Estoy bien, ni siquiera me duele —gruñó mientras se tocaba la cabeza e intentaba levantarse.

—Solo sigue las malditas indicaciones, Regulus —ordené. Me miró con asombro, como si fuera la primera vez que me preocupaba por él, idiota—. No hace falta que te explique la complejidad del golpe, pudiste haber...

—Me siento mucho mejor de lo que piensas.

—Eso es gracias a que Verena llegó a tiempo.

—Vee... —susurró. Se tiró hacia atrás llevando ambas manos a sus ojos—. Creo que puedo recordar algunas cosas... —agregó—. ¡McKinnon! Perra sangre sucia, me lanzó la maldita Bludger.

—¡Regulus! —lo reprendí—. Solo fue un accidente...

—Eres un idiota si piensas que fue así, hermano. 

—Hablé con ella y se disculpó explicando que fue un accidente.

—¿Qué otra cosa te iba a decir? Todos sabemos que ella necesita de tu aprobación constante para hacer valer su insignificante existencia —me reprochó—. ¿Puede pasarme agua? Muero de sed.

—James también...

—Oh. El gran James Potter del lado de los sangre sucia, que novedad —agregó con ironía—. ¿Me pasarás el maldito vaso?

Le pase el vaso de agua aunque tenía ganas de metérselo por la garganta para que se callara. Veces como esta me hacía recordar tanto a mamá.

—Él me dijo que fue un accidente y que... —intenté seguir hablando aunque estaba seguro que no iba a querer escucharme.

Las cosas que nunca pasaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora