Conociéndote en la Oscuridad || Roni [PAUSADA]

Capítulo 7. - Confesión de un tiny

Un nuevo día empezaba y los desagradables murmullos volvían al poner un pie en los pasillos de la escuela. Las miradas estaban clavadas sobre su débil cuerpo, como cuchillas esperando ser lanzadas para enterrarlas sobre toda su coraza.

Su mirada siguió fija sobre el suelo, temiendo elevarla y ver el mundo real de nuevo, el miedo de descubrir que esas desagradables miradas iban hacia él ya lo estaba matando, no quería reconocer que de verdad era la nueva atracción de asco del lugar.

Estaba tan cegado en ignorar el odio que lo rodeaba que no se percato que algunos miembros del equipo de fútbol se le acercaban con sus posturas intimidantes. Su brazo fue agarrado por el delantero del equipo; García.

-Toni Gambino... ¿tanta dignidad tienes para venir después de todo lo que has hecho? -El rubio levantó la mirada para fijarla en el contrario, eran casi de la misma estatura, solo que García tenia más masa corporal. Algo que siempre le intimidó; demasiado.

La gente se comenzó a acercar con curiosidad, a la espera de alguna disputa donde cierto rubio fuera el más herido. Estúpidos.

-Vamos, dinos qué tan bien te sentiste al echar a tu propio hermano de casa. -echarlo... que gracioso, de vuelta nueva volvía a ser el malo de la historia favorita.-¿Qué? ¿Hoy no dices nada?

Murmullos burlones aparecieron en el lugar, martillando la cansada mente del italiano que solo buscaba mantener la calma para no volver a parecer un idiota frente a tantas gente.

-Que asco das. Secuestras un tiny y luego echas a tu hermano de casa, eres repugnante -García lo empujó, provocando que su espalda impactará contra un casillero, sacándole un inaudible jadeo de dolor al sentir el frío metal rasgar levemente su camisa y golpear su lastimada espalda.

-Mira como se retuerce, parece que quiere mostrarse como la víctima aquí. -comentó otro de los chicos del equipo de fútbol, riendo con sorna por la "falsa" actitud de Toni, quien trataba con todas sus fuerzas de ocultar las lágrimas que amenazaban con aparecer en su rostro.

-Puto desagradable -su mentón fue agarrado por la mano de García, apretando con fuerza este.-Venga, cuéntanos para qué sacaste a Carlo de casa. Dinos tus maravillosos planes, nos interesa mucho saber. ¿Deseas secuestrar a alguien más?, Anda, dinos.

-Suéltame -susurró en un hilo de voz, esperanzado de ser soltado y poder ser libre de correr hasta desaparecer el horrible sentimientos que se instalaba en su pecho.

-¿Cómo? ¿Me acabas de pedir que te suelte? -sus compañeros se rieron una vez más mientras García afianzaba aún más el agarre en su mandíbula, enterrando sus uñas en la blanquecina piel del italiano, que cada vez estaba más cerca de dejarse destruir ahí mismo.

-¡Vamos, García, dale una lección al ladrón este, seguro Carlo te lo agradece después!

La mano del delantero se elevó y la sonrisa de este se mostró cínica, dando a entender su siguiente movimiento. Toni tan solo cerró sus ojos, porque sabía que iba a recibir su merecido aún si no lo mereciera de verdad. Sin embargo, unos gritos detuvieron su futuro nuevo problema.

- ¡Váyanse a clases si no quieren ser castigados por dos meses! - el grito del director acompañado con los de algunos profesores alertaron a los estudiantes, que no tardaron nada en salir a correr hacia sus respectivos salones de clase.

-No te vas a salvar de esta, idiota. -emitió García soltando el agarre de su mandíbula y dando media vuelta para ir tras sus amigos, que se habían retirado pocos segundos atrás.

-Señor Gambino. -el llamado de su director le hizo voltear com expresión cansina. - Necesito que venga a mi oficina ahora. - Suspiró, asintiendo levemente.