Capítulo 1

28 1 0
                                    

– Chico, traeme esos palos.

Hacía tan solo dos horas que se había marchado de casa y Chaos ya estaba más que harto de aguantar al que a partir de ahora sería su nuevo padrastro.

Era un hombre alto y delgado, con unas ojeras que le ocupaban casi media cara, y su nariz, larga como el pico de un cuervo, estaba algo deformada por arriba. Tenía, además, unas cejas demasiado pobladas que casi le cubrían los ojos, y la barba le llegaba más abajo del cuello y le tapaba completamente la boca, por lo que Chaos no sabía reconocer cuando estaba enfadado o cuando sonreía.

De hecho, su apariencia no era lo que más le irritaba. Le enfadaba su carácter mentiroso de bonachón y despreocupado, su verdadero rostro manipulador y repugnante, su ansia por querer ganarse su confianza. Todavía no entendía como su madre había podido dejarse engañar por semejante individuo, cuando él le había repetido y repetido centenares de veces que no le favorecía nada.

Bueno, en realidad sí que lo comprendía. Su madre, una mujer de mediana edad regordeta y risueña, siempre había destacado en el barrio por ser alguien... Especial. No es que los vecinos se apartaran de ella cuando pasaba o la ignoraran cuando hablaba, todo lo contrario. Era una mujer amable y querida por todos, pero eso no le quitaba que a veces tuviese argumentos o ideas descerebradas o que, simplemente, fuese rara, rara en el sentido completo de la palabra. Si no, ¿quién en su sano juicio llamaría a su hijo 'Caos'?

El pobre chico ya se había acostumbrado, como era normal, a que un montón de bromas e insultos fueran dedicados todos para él por culpa de su nombre. Afortunadamente, a sus dieciséis años ya había comprendido que la ignorancia era la mejor arma ante este tipo de situaciones, así que ahora simplemente se sentía un poco avergonzado solo cuando pasaban lista el primer día de clase.

Había decidido, también, ignorar o evadir lo máximo que pudiera a Cedric o Ced –así era como le gustaba que le llamaran. Como le GUSTARÍA que le llamara–. Pero de momento sus planes no estaban funcionando. El hombre intentaba conversar con Chaos hablándole sobre temas estúpidos o graciosos, y éste simplemente se limitaba a asentir o suspirar.

Habían llegado tan solo hace media hora al bosque donde su madre les aconsejó días atrás ir de acampada y pasar una noche como padre e hijo. Ese último comentario a Chaos le había llegado al corazón como un puñal, y se juró a si mismo que nunca llamaría papá a Cedric porque su madre así lo quisiera. Ese hombre no era ni jamás sería su padre; el verdadero era un desconocido que abandonó a su hijo y a su esposa desapareciendo por la puerta del hospital el mismísimo día en que él había nacido.

Él no ha tenido nunca ni jamás tendría un padre.

– Chico, te estoy diciendo que me traigas esos palos... –Cedric estaba agachado delante de su mochila, sacando los materiales que necesitaba para construir la tienda de acampada– ¿Chico? Si no me ayudas, no podremos acabar con esto pronto.

Chaos, mirando a través de los árboles y dejando mecer su pelo castaño claro por el frío viento de otoño, se giró bruscamente ante su padrastro y le observó con el ceño fruncido.

– Me llamo Chaos –comentó, recogiendo los palos que tanto había estado insistiendo Cedric que se los trajera y alargó la mano para dárselos– no chico.

– Eso. Perdona, Chaos... Manías –sonriendo, recogió lo que Chaos le acercaba y empezó a construir la tienda–. ¿Crees que el cielo nos permitirá ver alguna estrella esta noche?

El muchacho se encogió de hombros.

– Voy a explorar un poco por ahí mientras tú... Montas lo que estés montando  –dejó salir esto último como un breve susurro, por lo que Cedric no fue capaz de escuchar todo lo que había dicho.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 30, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nocties: seres de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora