El encuentro atemorizante y el valor de una amistad

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Algunos días pasaron, días en los cuales mis amigos, en especial Violeta, decían que los trataban algo diferente: mi amiga loba me contó que, el día que le había prestado mi armario para que consiguiera ropa, todos la trataron, a regañadientes, con respeto, de ser la mecánico de llantas, pasó a convertirse en la supervisora de mantenimiento. Me dijo que, en cuánto la vieron los robots, le dieron la capacitación necesaria para ese puesto

Por otro lado Carlos me dijo que lo habían asignado como guardia de la maquinaria nuclear, le dijeron que debía de hacer y cada cuanto tiempo para que la temperatura se mantuviera estable

Yo por mi parte fui asignado como el jefe de uno de tantos equipos encargados de la codificación de los controles internos de la nave, se me entrenó para saber que, no importa que estuviera pasando, no dejara de codificar, constantemente el sistema tenía errores y era tarea de mi equipo y mía re-codificar cada línea involucrada, pues a veces los problemas borraban las mismas instrucciones del software

Y mis días se volvieron todavía más extraños y turbulentos...

Era una noche tranquila, me había despedido de mis amigos y ya me había acostado a dormir, cuando escuché que habían tocado a la puerta

Me coloqué mis gafas oscuras y fui a abrir, afuera me estaban esperando unos híbridos leones que medían 4 metros de alto

- Buenas noches señor Eduardo, hemos venido por usted ya que nuestro jefe desea dirigirle algunas palabras

Me puse bastante nervioso, eran 5 tipos contra 1

Sin más remedio comencé a seguirlos

Caminamos varios kilómetros, poco a poco nos íbamos alejando de los diferentes edificios que había en el lugar y nos íbamos adentrando a una zona llena de pura maquinaria

Era la primera vez que me sentía encerrado, después de caminar demasiado finalmente nos detuvimos en la zona más oscura del lugar

Alguien encendió una lámpara...

- Buenas noches señor Eduardo - dijo un híbrido león con una voz profunda y serena

- Buenas noches - respondí con mucho temor

- Por favor, quítese los lentes oscuros, estamos entre caballeros por lo cual necesitamos respeto entre nosotros

- Pero...

- Hágalo - ordenó con impaciencia

Así lo hice, cuando el señor León se quedó observando mis ojos no pudo voltear a otro lado...

Sus compañeros al percatarse que algo no estaba bien con su jefe, comenzaron a golpearme y amenazarme para que lo volviera a la normalidad, sus puños se sentían como si golpeara una pared de ladrillos

Después de algunos segundos pude sentir como mi conciencia se desvanecía...

...

Escuche que tocaban a la puerta, en ese momento me di cuenta que me hallaba en mi cama.

Inmediatamente me tomé una pastilla para iris falsa y salí a abrir la puerta

- Buenas noches señor Eduardo, hemos venido por usted ya que nuestro jefe desea dirigirle algunas palabras

Tenía mucho miedo de aquellos leones, pues ahora sabía la fuerza que tenían sus puños

Lleno de terror los comencé a seguir nuevamente por los diferentes pasadizos, muchas veces quedándome estancado en diversas visiones...

Después de 2 horas (lo que, gracias a mis visiones, fueron 5 horas) finalmente llegamos al mismo lugar de la vez anterior, el león híbrido encendió la lampara y luego habló

La cobra EduardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora