[ CHAPTER TWO ]

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Stars.

DOS MESES DESPUÉS, Taylor se encontraba arreglándose para el cumpleaños de Bev.

La pelirroja había decidido realizar una pequeña fiesta en su casa, cosa que agradeció la castaña ya que no era realmente fan de las fiestas en si.

Se miró otra vez en el espejo e hizo una una pequeña mueca. No estaba segura de si realmente le agradaba del todo como iba.

Llevaba un simple vestido negro de tirantes, sobre este un suéter gris sin abotonar, y se zapatos unas plataformas negras con calcetines de encaje color blanco.

Luego de pensarlo un rato decidió irse así como estaba al final, tomó su bolso y salió de su habitación para dirigirse a salir del departamento.

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Beverly caminaba de un lado a otro por toda su casa.

— ¡Es que no lo entiendes Stanley!, es la primera vez que todos se van a conocer y van a estar en el mismo lugar juntos, tiene que ser perfecto — chilló Marsh deteniéndose para ver a su amigo, quien había llegado un par de horas antes.

Beverly estaba entrando en crisis por el hecho de que todos sus amigos por primera vez asistirían a la fiesta, y bueno, también estaría su ex pareja.

Ahora también se preguntarán, ¿Dónde estaba Luzyal?, bueno, la pequeña pelirroja en un principio se quedaría con su padre esa noche, pero luego, sin saber Beverly porque realmente lo hizo, invitó a Jaeden también a la fiesta; así entonces, la pequeña pelirroja se quedaría en casa de una de sus amigas por esta noche. Si le preguntabas a Zyal, a ella le ubiera gustado estar en la fiesta, pero no siempre se podía tener todo en la vida.

— ¿Me estás diciendo que estás nerviosa porque todos tus amigos vendrán? — preguntó el judío levantando una ceja — ¿No será porque viene Jaeden?

Beverly ahogó un chillido maldiciendo internamente a Stan por siempre saber todo.

— Tal vez — bufó la pelirroja para luego ir a servirse un poco de vino.

— ¿Puedes servirme un poco Beverly? — preguntó Stanley señalando la botella.

— ¿Estás bien? — preguntó Marsh con algo de asombro al de rizos.

Stanley no era un hombre que bebiera, y mucho menos antes de que la fiesta comenzara.

— ¿Vas a servirme? — Uris la miró serio y Beverly simplemente tomó otra copa y sirvió el líquido oscuro en esta.

— Allí tiene señor amargado — Stanley rodó los ojos y tomó la copa.

— ¿Cuándo crees que... — empezó hablar Stanley pero fue interrumpido por el sonido del timbre de la casa sonar.

— Voy abrir — Marsh se acomodó un poco su vestido y se dirigió a la puerta principal.

— ¡Bevvie! — chilló Richie — feliz cumpleaños zanahoria.

— Feliz cumpleaños Bev — Eddie le sonrió para luego darle un corto abrazo a su amiga.

— Pasen — la mujer abrió un poco más la puerta para que los dos hombres pasaran.

Stanley levantó su mano derecha moviéndola levemente a modo de saludo para la pareja mientras tomaba un poco de su vino.

— ¡Judío! — chilló el de lentes para ir abrazar al de rizos que automáticamente se tensó y casi saltó de su asiento.

SOMETIMES; it chapter two Donde viven las historias. Descúbrelo ahora