¿Están los tres de acuerdo?

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El mundo humano al fin estaba por aceptarlos, una vida tranquila sin demonios ni granjas, ¿Cuantos años pasaron desde que anhelaban aquello? Parecía broma, pero eran casi 4 años de intensa lucha y supervivencia, todos ya al final estaban cruzando, pero algo en Ray seguía picandole...

«¿Porque Emma debía ser la única que recibirá una consecuencia por rehacer la promesa? Entiendo que ella fue la única digna de entrar y conocerlo... ¿Pero... Porque no puedo aún hacer nada?»

Aquellas palabras iban y venían diariamente, cada vez el día en que tendrían una vida común y corriente estaba mucho más cerca, donde luego se tantas aventuras, tantas perdidas, tantas experiencias, valdría la pena, pero... ¿Vale la pena si todo ello es por el precio de las memorias de una de las dos personas que más amaba?

Buscaba alguna forma, algún relato, un documento Ratri, lo que sea, pasaba varias horas encerrado en la biblioteca, tantas, que a veces Norman lo sacaba a cuestas porque se había quedado dormido con el libro pegado a la mejilla.

一A veces nunca cambias ¿Sabes?

一No es mí culpa Nor... Simplemente... Ella no debería pagar sola todo esto...

El azabache se ocultó en el cuello ajeno, pocos meses antes dio a conocer exactamente sus sentimientos, en el comedor más grande, frente a los chicos de Grace Field, de Goldy Pond, de Grand Valley y demás granjas que habían liberado, ¿Tuvo miedo? Sí, la verdad sea dicha, ¿El? ¿Amando a dos personas al tiempo? ¿Era posible siquiera? En un mundo donde un lugar era posible encontrar al día y la noche siendo uno, lo era.

"一¡Emma, Norman! ¡A-Ambos me gustan, no me importa si realmente una pareja es solo 2! Los quiero a ustedes, cada acción, cada palabra, aunque sea la más mínima es lo que me hace querer seguir viviendo más cerca a ambos, se que es más extraño que alguien como yo diga esto, pero así es..."

"一Norman, paga, tardo bastante en decirlo"

"一¿Que...?"

Aún recuerda tanto como el Albino dejo un arco completamente nuevo en manos de la chica, como aquellas miradas que le dieron la ternura que necesitaba, no hubo respuesta, más que un abrazo, y un par de besos, por parte de ambos para el pelinegro, cuyo rostro era un bello poema, sonrojado de oreja a oreja, con la respiración acelerada y leves brillos en sus ojos, mientras una bufanda azul trataba de ocultar su expresión, cosa que no resultaba muy útil a decir verdad.

Pero aún la preocupación existía por parte de ambos, ninguno hizo nada, o al menos por completo, Ray, a escondidas entraba de nuevo a aquella dimensión extraña, lo hacía solo, conocía el truco, conocía todo lo que le esperaba... Pero casi nunca resistía, cada vez dolía más saber que su pasado no podría ser borrado, el conocer sobre cómo sus hermanos eran deborados sin que nadie supiera, solo el, ver a quien fue su guía y cuidador por al menos 2 años, sacrificarse en aquel ataque al bunquer, volver a vivir el como su propia madre se sacrificó por él y todos, a Emma siendo apuñalada por Lewis, una, y otra, y otra, y otra, y otra vez, contemplar a Norman a veces vomitando sangre o pasando días enteros en cama, todo se le volvía a la mente, a veces cuando era devuelto al refugió siempre era a la vista de esos dos, que pasaban más de 7 horas enteras buscándolo, pero Ray se mostraba cansado, frustrado, y bastante sensible ante todo lo que presenciaba, la peliroja como el albino siempre volvían a llevar a su habitación o directamente se sentaban junto a él para consolarlo.

"¿Que hago mal?"

Eran las palabras que usualmente decía aquel ojivioleta cuando volvía a su dimensión normal, siendo en su mayoría, escuchadas por Norman y Emma, volvían a ver al Ray de Grace Field, aquel chico que estaba con todo encima, que debía hacerlo todo el mismo o nada era lo que quería o podría salir bien, al menos hasta el día que todos cruzaron aquel camino, despidiendose de aquel mundo totalmente alocado, todos los demás cruzaron sin problemas, quizás estaban totalmente desubicados, y sin la más remota idea de a dónde ir, pero estaban tranquilos.

⟨⟨Pequeños Momentos del REN⟩⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora