Corre el año 2021, en Berlín, no me interesa describir la ciudad que medio mundo ha pisado ya, soy científico, y fuí aviador, me gusta hablar de aviones, virus y moléculas. También me gustan los rifles americanos, las navajas suizas, el whisky irlandés, y las mujeres, morenas de piel blanquita y con ojos azules, pero eso es relevante.
No me voy a parar en describir la ciudad en estos tiempos, no me interesa, estoy yendo en una limusina con un hombre muy importante, bebiendo Jack Daniels en un vaso bajo con dos hielos, no es un whisky irlandés, pero tampoco está mal.
Este hombre se llama Michael Bachest, director y fundador de la ACTM (Asamblea Científica y Tecnológica Mundial), creada hace dos años en esta misma ciudad, no hay medicamento, vacuna, o invento que no pase por su supervisión antes de ser patentado, lo controlan todo. Todo.
Me lleva a una entrega de premios, la más importante en el ámbito científico actual, y estoy nominado a la estatuilla de cristal de descubrimientos, gracias a un estudio sobre la aceleración de las células madre, pero lo que este hombre me comenta no me parece una buena forma de utilizar mi hallazgo.
Podría ser utilizado para regenerar partes del cuerpo perdidas, a lo pronto, uñas, dientes, en unos años, dedos, mas tarde quizá brazos o incluso ojos. De momento, le devolvimos la dentadura a un hombre de 83 años que vivía con la ausencia de las paletas, la mitad de las muelas, y dos colmillos, sin implantes artificiales, le crecieron dientes verdaderos nuevos en menos de dos meses, y a los 4 meses tenía la boca de un adolescente. Pero Bachest quiere regenerar cuerpos completos, clonarlos incluso, en mi opinión está loco, pero si gano me van a pagar 100.000 euros, y puede gane mucho más en mi próximo empleo, conclusión: me compensa escucharlo.
Llegamos al edificio donde será llevado a cabo el evento, las limusinas se van turnando para pararse en la puerta, y de cada una de ellas sale un nominado con un acompañante de la ACTM. Intuyo que ganaré el premio, ya que mi acompañante es el más importante de la organización. No puedo evitar sonreír un poco.
El chófer nos abre la puerta, Bachest sale primero y me tiende la mano para que salga, cruzamos la pasarela roja, con fotógrafos acribillándonos y periodistas atosigándome a preguntas. Las ignoro todas.
Estamos todos los nominados sentados mezclados entre el público, mi hijo Mark está al lado mía. Jhon Shither está dando un discurso impresionante, y yo me estaba sintiendo intimidado por la situación, la verdad, no había preparado ningún discurso.
Mark empieza a hablar sobre los nominados: -Papá ¿Ese es Vincent Makarov?
-Sí, aunque desde la última vez que lo vi está bastante deteriorado.
-Normal, es físico, y las matemáticas vuelven loco a uno.
-Lo sé, tengo suerte de seguir cuerdo.
-Dicen que provoca accidentes para cobrar indemnizaciones.
-No digas tonterías.
-Es verdad eh.
-Los críos de hoy en día os inventáis unas historias de cuidado.
-¡No! Es verdad...- hora de cambiar de tema, discutir con un adolescente es una tarea imposible -¿Ves a Manuel Santos? Dos filas después de Vincent, al lado de la señora del moño alto.
-Sí ¿Que pasa?
-Se divorció de su mujer después de que ella le pusiera los cuernos cuatro veces.
-¡¿Cuatro?!
-Sí hijo sí, al parecer tiene problemas de...- levanto el dedo índice mientras silbo, el se ríe al entender la gracia.
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El sueño de Hiedrick
TerrorMorfeo Hiedrick Díaz es un científico, ex-aviador, holandés, de difunto padre holandés y madre española, que es enviado a unas instalaciones de investigación del gobierno ruso escondidas en algún lugar de la Siberia profunda. La historia comienza co...