𝑨𝒄𝒕𝒐 𝑰𝑿

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Doy vueltas en círculos cerca del puente y después pongo mis manos cerca de el

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Doy vueltas en círculos cerca del puente y después pongo mis manos cerca de el. Aguanto la respiración un poco y me asusto cuando unos ladridos se escuchan
cerca de mi, veo un perro con manchas negras y blancas mirándome.

— Me duele la cabeza de tanto pensar, ¿A ti no?— toco el pelo del perro con mis dedos y me arrodillo frente a él haciendo que se siente frente a mi— Parece que estás solo también.

Sin darme cuenta lo abrazo y acaricio su carita con mis manos con delicadeza. Frotando sus orejitas y apretando un poco su cabezita.

— Ahora que lo pienso iré buscar campanillas de cristal. Son muy buenas como ingrediente.— doy una última sobada a su cabeza y me levanto.

Las campanitas de cristal pueden ser algo difíciles de recolectar. Solo aparecen en ubicaciones concretas. Sin embargo, algunos objetos son fáciles de encontrar, pero estás flores se esconden en lugares recónditos y específicos, más en las alturas. Podremos empezar con el pueblo de Mingyun, rodear los acantilados que bordean el pueblo para hallar esta planta.

— Mejor que quedarme deprimida.— sacudo mis manos y me detengo para mirar hacia atrás. El viento recorre mi rostro y cierro los ojos.

— ¡Oh! Al fin te encuentro.— un cabello rojizo se aparece frente de mi— Xiangling me mandó a decirte algo muy importante. Demasiado importante para hablar alterada.

— Cuéntame qué sucede ahora, xinyan.— descanso mi espalda en una pared cerca cuando empezamos a estirar las piernas.

— Necesita unos ingredientes para una receta nueva.— suelto la respiración de mala gana.

— ¿Otra vez? Siento que soy como su ayudante sin acceder.

— Ella misma hubiera ido pero tiene muchas cosas pendientes. Después de todo, se acerca el festival del rito.— pone sus brazos en su pecho.

— Iba de paso a buscar unas campanitas. Será bueno tener algo con lo que distraerme mientras tanto.— saca un papel de su bolsillo y lo abre para mí.

— Esto fue lo que me entrego. Es la lista de lo que necesita.

Le echo una mirada— Esa xiangling un día me quiere matar.

— Eres fuerte, no pasará nada.— hace una gran sonrisa.

— Matar pero de la paciencia que tengo que tenerle.— agarro el puente de mi nariz y guardo el papel casi desgarrado.

Paso mi dedo por la punta de la espada sacando los restos de slime en ella. Meto un poco de ello en un pequeño frasco para conservarlo y lo meto a la bolsa junto a los chiles de jueyun que encontré cerca. Ya tengo los brotes de bambú, mentas, huevos de pájaro y el pistilo de flor de neblina, serían todos los ingredientes. Ahora solo falta las campanillas que están en este pueblo.

SilenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora