Azul (Jenlisa)

Epilogo

Los años pasaron lentos, la relación de ellas había avanzado tanto, cada día estando más seguras de que querían estar juntas y lo demostraban siempre, desde la confianza plena, hasta los besos y caricias, además de que todos en el campus sabían que Jennie tenía una relación con la profesora más linda de la que todos querían un pedazo y ella orgullosa presumía un poco de eso, Lisa por su parte se sentía feliz de todos supieran a quien pertenecía y agradecía eso, aunque algo que no le gustaba era que los chicos solicitaran la atención de Jennie aún sabiendo lo que tenían lo cual la enfurecía mucho, solo la calmaba que Jennie siempre le recordará lo mucho que la amaba, además de que como profesora tenía que controlarse.

Justo ahora Jennie estaba en su último año de universidad siendo una de las alumnas más sobresalientes de su carrera, mientras que Lisa era la profesora más aclamada del campus, ambas eran exitosas en sus áreas y eso hacía que su relación fuera exitosa igual. Aunque habían pasado 5 años cada día estaban más enamoradas, Jennie ahora tenía 23 años y era tan libre como siempre había sido, invitando a Lisa a ser igual, ya nada impedía que se mostrara, ni su cicatriz, la cual era invisible a todo aquel que conocía su verdadera personalidad y en parte eso era gracias a su novia.

Jennie caminaba por el campus de la universidad, con su laptop en mano y su mochila, la mañana era agradable y muy bonita, el aire frío hizo que se encogiera, aunque los rayos del solo la calentaban un poco, apresuró su caminar y pudo ver a Lisa esperarla afuera del edificio de descanso, miraba su teléfono con el ceño fruncido, como siempre parecía enojada, Jennie sonrío por lo adorable que era, miró su atuendo y lo bien que se veía con el traje negro hecho a la medida, no pudo evitar relamer su labio, como si de un aviso se tratará Lisa alzó la vista buscando con la mirada la suya, cuando la encontró le sonrió, sus ojos brillaron y guardó el teléfono en su bolsillo para ir a su encuentro

—Hola princesa— Jennie sonrío ante su llamado, ese que siempre la ponía feliz

—Lili...— Lisa se acercó y junto  sus labios con los suyos, Jennie se cohibió al terminar el beso—Es vergonzoso, Lisa

—¿Besarme es vergonzoso? — Hizo un puchero

—Sabes de lo que hablo

—Lo sé y me encanta — tomo la mochila de Jennie y después tomó su mano para comenzar a caminar hacia la entrada del edificio de descanso

—¿Te encanta que me molesten con estas muestras de afecto?— Jennie la codeó

—Si, porque así saben que nos pertenecemos — Jennie negó sonriendo, Lisa abrió la puerta para ambas, ellas se acomodaron en la mesa de siempre.

—me gusta eso, que sepan que estamos juntas

—A mí me gusta que sepan que no tienen oportunidad contigo, por mucho que insistan

—Te escuchas muy segura de tus palabras — quiso molestar Jennie—Deberías pensar en ellas

—Estoy segura — Lisa se acercó a ella casi besándose— nadie puede darte lo que yo te doy —El ambiente había cambiado a uno más intenso.

Cuando dije que su relación había avanzado era verdad, todo lo inocente había cambiado a algo más intenso.

—¿Qué me das tú?

—Jennie estás jugando y eso sabes que acaba mal — Jennie soltó una risa, pero los ojos de Lisa miraron sus labios—No caeré y mucho menos en este lugar

—¿Por que? Solo hay que regresar a casa un momento y me demuestras por qué tanta seguridad

—No caeré, Jen — se alejó Lisa de ella y Jennie soltó una carcajada para evitarlo

—Te amo, Lisa — le dio un beso esquimal—tú me das todo lo que necesito y más — volvió a besarla.

Un beso tierno que Lisa convirtió en intenso y esas dos personalidades hacían que todo funcionara, ellas no sabían que deparaba el destino, solo querían vivir el momento juntas y seguir como estaban, amándose y cuidándose.

—Y yo te amo mi color azul, mi Jennie.