Uno

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En un día como cualquier otro, los pilares están reunidos como de costumbre ante su principal líder, después de charlar de varias cosas la reunión concluye, algunos se marchan a su respectivas misiones o continuar con algo pendiente que dejaron antes de asistir al llamado del patrón.

Tomioka y Shinobu al tener de momento día libre aprovechan su oportunidad para estar juntos, se toman de las manos y se mantienen en un tierno y cálido abrazo.
Pero frente a ellos se encuentran Kyojuro, Mitsuri y Sanemi quienes esperan por su próxima misión y han estado charlando, para el peliblanco es repugnante el hecho de ver a aquella pareja, incluso les grita que se vayan a otro lugar y dejen de comerse frente a los pobres, mientras que para la chica que representa al pilar del amor; le da demasiada ternura y le hace feliz verlos juntos, cada que los mira le hace pensar que ellos son la pareja perfecta y si existiera un concurso; ellos se llevarían el trofeo a la mejor pareja.

En cuanto a Rengoku, siente algo extraño en el fondo, algo que le pide que los aleje uno del otro, pero su cuerpo se mantiene quieto, prefiere congelarse ante la situación, está confuso, no sabe porque en lo más profundo de su ser quiere hacer eso o quizá lo sabe, pero prefiere oprimirlo.

— ¡Ah... El amor es algo realmente bello! ¿No lo creen chicos? Tener a tu media naranja y sentirte que bailas en las nubes cada vez que el tacto de ambas pieles roza y sientes que el corazón te late a mil por hora cada que escuchas esa dulce voz de la persona que tanto amas...

— ¡Cállate Mitsuri! ¡Que asco! Me repugna todo eso, yo no tengo tiempo para tonterías, además ¿Dé que sirve? Solamente te hace perder el tiempo.

— Oh vamos Sanemi... No seas amargado, a ti te urge encontrar a tu media naranja, eres demasiado cruel...

— ¡Y tu demasiado ilusa!

— ¡Eres demasiado hiriente! ¡Ni siquiera piensas en los sentimientos de los demás!...

— ¡Vez que eres bien ilusa!

— Con razón no tienes pareja.

Kyojuro solamente pudo observar como los otros dos comenzaban a pelear, pero Mitsuri siempre resultaba victoriosa ante el otro, para ella, Sanemi era como un chihuahua; pequeño, temible y escándaloso, pero sabiendo como tratarlo podía calmarlo con facilidad.

Río al ver cómo la pelirosa volvia a obtener una nueva victoria, pero su curiosidad le invadió que volteó a ver a la pareja antes mencionada, la cual ya no se encontraba allí, se habían marchado a quien sabe donde para ya no molestar.
Nuevamente aquella extraña sensación se hizo presente, tenía un fuerte instinto que le pedía a gritos que la buscara y se asegurara que estuviera bien.

Mordió su labio inferior y agitó la cabeza aprovechando que los otros no le ponían atención, se decidió a volver a su hogar mientras la próxima misión le era impuesta.
Ahora mismo necesitaba consejos de su madre, hacía varias semanas que se sentía extraño al ver a Shinobu con Tomioka, pero desconocía aquellos sentimientos o quizá no quería admitir que realmente se trataban de ciertas emociones que no creía posibles.

Al llegar a su hogar, fue recibido como de costumbre por su hermano menor Senjuro, un niño que deseaba ser como su hermano mayor y era guiado por aquella figura que realmente adoraba tener de familia, por supuesto Kyojuro lo ayudaba en lo que pudiera. Y luego de convivir un rato con su hermanito, se aseguró que su padre no estuviera y entró a la habitación donde su madre enferma se encontraba, a pesar de su estado de salud se le podía apreciar más animada que en otras ocasiones, inclusive estaba comiendo por su cuenta ya que usualmente necesitaba de ayuda por lo débil que estaba, pero el avance que había tenido le alegraba.

Dulce TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora