Capítulo 4 "La Bicicleta Color Menta"
— Hoy tienes suerte Meliam, mis papás cocinaron y eso no sucede muy a diario. — dijo Margot.
— Oooo, no, yo solo vine por pan y ya, no quiero abusa...
— No vas a abusar de nadie, mis abuelos cocinan muy bien.- comentó Eren.
— Emmm, bueno.
Íbamos subiendo las escaleras y se escuchaba una música un poco antigua, cuando llegamos al segundo piso, vi a dos personas de edad mayor que estaban bailando juntos muy alegres. Si no fuera por este tipo de parejas dejaría de creer en el amor.
— Esos son mis abuelos. — Me susurro Eren al oído.
— Se ven muy felices juntos.
— Lo son. Ellos se conocieron desde pequeños y desde entonces no se han separado nunca.
La señora Margot fue hasta donde estaba la bocina y la apagó, los abuelos de Eren dejaron de bailar y le hicieron cara de pocos amigos.
— Hay visita – dio por respuesta por la cara que le pusieron.
Los señores voltearon a ver quién era y me sentí muy nerviosa. Eren me puso una mano en el hombro para caminar e ir a donde estaban ellos.
— Abuelos, ella es Meliam y es mi compañera de piano para la competencia que va a ver en el teatro.
— Es un placer — exclamé.
— Que grata sorpresa que vayas a participar, y con una muchacha tan hermosa y educada.- dijo su abuela con una sonrisa.
— ¿Educa... – le pegué un codazo muy despistado a Eren para que se callara.
— Muchas gracias por sus halagos, pero ya me tengo que ir, no me había dado cuenta que ya es muy tarde.
Y justamente como si lo hubiera invocado sonó mi celular. Era mi hermana mayor.
— Con permiso, voy a contestar.- todos ascendieron sus cabezas en un gesto de sí.
Bajé las escaleras para poder contestar.
— ¿Hola?
— Por fin contestas.
— Me acabas de marcar.
— Bueno, eso no importa, ¿a qué hora piensas llegar a la casa?
— Ya voy en camino, es que se alargaron las inscripciones pero más de rato te cuento.
— Meliam, ya es de noche y no conocemos mucho aquí, ven con mucho cuidado, ¿o quieres que valla por ti?
— No, así está bien, no te preocupes, ahorita llegó.
— Okey, te amoooo.
— Yo no, byee.
Cuando colgué subí las escaleras para avisarles que ya me iba.
— ¿Todo bien?- me pregunto Eren.
—Sí, solo que ya me tengo que ir.
— ¿Quieres que te llevé a tu casa?
— ¿No es mucha molestia?
—Para nada, ven.- Se volteó a su familia para avisarles que me iba a llevar.
Cuando por fin llegamos afuera el agarró una bicicleta muy bonita, era de color menta con una canasta adelante.
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Las Teclas Perfectas
RomanceMeliam Carmín se muda a una ciudad para poder dejar atrás su pasado. A ella le encanta tocar el piano, pero jamás se imaginó que se toparía a alguien mientras tocaba el piano enfrente de una panadería y que esa misma persona la iba a acompañar en su...