A LA LUZ DE LAS ESTRELLAS

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Esa noche el pueblo estaba más ajetreado de lo normal, la caravana de los comerciantes había llegado ya al pueblo, ellos montaban bestias corpulentas que llamaban Shen en las que colgaban todo tipo de materiales exóticos, armas, armaduras y tecnología de todas partes de el Gran Desierto. Los Shen median más de 4 metros y eran tan grandes que los comerciantes habían dejado tiendas de tela en algunos de ellos para poder llevar a los viajeros que pudiesen pagar la abusiva tarifa de los comerciantes a cambio estos los transportaban en su caravana hasta uno de los puntos de paso en su ruta de comercio. Los comerciantes habían dejado agua a las bestias y habían entrado ya a la choza donde trabajaba Rafaela, al igual que a los cerdos del pueblo a los comerciantes también les gustaba admirar su figura aunque estos eran más respetuosos.

Rafaela camino hacia la choza, había limpiado su cuerpo de la sangre de su último encuentro en su tienda, desde el suelo pudo ver una mujer joven con bonitos y verdes ropajes fumando algo sentada en una pequeña pero muy colorida tienda en el lomo del Shen, Rafaela se quedó mirando atónita ya que no había visto a una mujer en mucho tiempo y la chica se percató de su presencia, hizo un ademán con las manos invitando a Rafaela a subir, Rafaela se acerco cautelosa pero con mucha curiosidad, la chica la miró de arriba a abajo y le dijo con una sonrisa:

-¿Que hace una cosa tan bonita como tu en este lugar?. Rafaela se sorprendió con esas bonitas palabras y le dijo:

-Yo vivo aquí, bueno más bien trabajo aquí... La chica asintió y pregunto:

-¿Eres una esclava verdad?. Rafaela asintió levemente y la chica al verlo le dijo:

-Sé que tienes que ir a hacer tus cosas, te lo veo en la ropa pero ¿por que no te pasas por aquí cuando termines y me cuentas un poco tu vida bonita?. Rafaela no estaba acostumbrada al buen trato por parte de nadie pero podía notar en la voz de esa joven que sus intenciones con ella no eran malas, Rafaela asintió con la cabeza y retomo el camino hacia la choza de bebidas con su bolsa llena de piedras brillantes y se la escondió, hoy no trabajaría más para esos hombres, hoy compraría su libertad.

En la entrada de la choza había dos hombres con túnicas fumando acompañados de un ser metálico con apariencia humanoide, era la primera vez que Rafaela veía uno en persona pero había oído sobre estos seres maquina ya que los hombres del pueblo contaban historias sobre ellos como seres que no podían morir al no estar vivos y vagaban junto a los humanos desde el comienzo de los tiempos aunque nadie podría saberlo a ciencia cierta ya que no podían comunicarse con nosotros y las personas tendían a tacharlos de diablos metálicos , los comerciantes hablaban entre si llenando con grandes bocanadas de ese humo toxico la entrada de la choza de bebidas, lo que fumaban olía a rayos pensó Rafaela mientras pasaba hacia dentro después de que los comerciantes la miraran de arriba a abajo, dentro de la choza el ambiente estaba mucho más festivo, la mayoría ya estaban borrachos y algunos hasta bailaban de la mano, Rafaela paso entre los hombres y la niebla que dejaba esa sustancia que fumaban y camino de prisa hacia el dueño de la choza, lo cogió de la mano y lo sacó por detrás de la choza donde el ruido no impedía hablar, el se sorprendió y la dijo:

-¿Oye Rafaela que te pasa?¿Estás desatada?. Rafaela esbozo una pequeña sonrisa y dijo:

-No amigo, tengo que decirte algo y ahí dentro solo hay ruido y humo. El la miro y se encendió una rama para fumar.

-Dime, ¿necesitas dinero?.

-No, escucha mira lo que te traigo. Rafaela desató su bolsa y le enseño a él esas piedras brillantes que había conseguido, el se energizo y le dijo entusiasmado.

-Rafaela somos ricos! Con todo eso podemos comprar una choza nueva e incluso nos sobraría para una pequeña casa para ti, no mas noches en esa tienducha en la que duermes. Rafaela lo miro y comento:

Rafaela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora