SANGRE EN EL DESIERTO

23 3 0
                                        

***Año 3020, 1000 años después de la gran pandemia***

***En alguna parte del desierto***

Rafaela vivía en un pequeño pueblo a la sombra de dos gigantes formaciones rocosas que parecía montañas y su sombra  protegía de la letal radiación solar la mayoría del día, las casas eran algo que Rafaela a sus 20 años no había visto jamás y que ni siquiera imaginaba, las personas que ella conocía vivían como podían en tiendas hechas con pieles de caza, madera seca y otros materiales encontrados o robados a filo de cuchillo a quien no se pueda defender. En el pueblo había una  lúgubre choza de madera adornada con calaveras de bestias como trofeos de cazas y algunas piezas de tecnología antigua que Rafaela no conocía, en ella se reunían los hombres del pueblo por la noche una de cada 6 noches a tomar tóxicos brebajes y aprovechar que comerciantes pasaban de otros pueblos con armas, herramientas y artefactos en venta para aquellos hombres que podían permitirse algo más que solo su comida a través de largas jornadas de picar cobre al sol, el pueblo de Rafaela estaba cerca de grandes menas de cobre y al no tener mucho más que eso alrededor el pueblo se especializó en la extracción y venta de este mineral, los comerciantes de otros pueblos pagaban bien por este mineral e incluso había hombres que viajaban y contaban historias sobre grandes ciudades de miles de personas hechas de metal, temas e historietas de locos según Rafaela y de poca importancia cuando jugarte la vida por un puñado de agua es habitual.

Hoy era uno de esos días de reunion nocturna, la noche había caído y ahora el viento en conjunto con la arena formaba una nube áspera que azotaba las tiendas con fuerza, los lugareños encendían pequeñas velas ya que el fuego ayudaba a ahuyentar a las bestias que vivían fuera del pueblo y a los bandidos del desierto que se metían en las tiendas para asesinar y robar durante la noche a los indefensos. En la lejanía una figura encapuchada y con un largo abrigo se protegía del viento arenoso mientras caminaba hacia una tienda, una máscara casera hecha de materiales encontrados cubría el rostro del desconocido y lo protegía a la vez de la arena permitiéndole ver a pesar del viento arenoso, abrió la tienda y se metió rápido para que la arena no entrase en ella, una vez dentro se quito la máscara y dejo ver un joven y bello rostro femenino con un pelo largo amarronado, abrió la pequeña bolsa que llevaba consigo y sonrió al ver unos destellos de colores, Rafaela pasaba los días buscando en cuevas cercanas al pueblo minerales valiosos, ya le habían dicho que picar menas de cobre era lo que se hacía en ese pueblo pero ella sabe que no es así aunque se niega a compartir el secreto con esos energúmenos, una vez hace unos años mientras escapaba de bestias salvajes en las arenas corriendo por su vida cayó en una gruta casi por acto divino donde las bestias la perdieron de vista pero lo mejor es que encontró una piedra de color rojizo, al volver al pueblo para vendarse las heridas y compartir su descubrimiento le pregunto a los comerciantes que habían parado esa noche en el pueblo si esa piedra tenía algún valor pero estos se exaltaron y se la quitaron rápidamente con una sonrisa mientras le soltaban una pesada bolsa con monedas a Rafaela, ella acababa de recibir el valor de 100 kg de cobre por una piedrita insignificante, con ese dinero compro su propia tienda donde vivir, algo de equipo para la arena y desde entonces solo busca ese tipo de piedras. Hoy era el mejor y peor día de su vida, mientras sonreía sacaba 5 de esas piedras brillantes de su bolsa.

La esclavitud en ese mundo estaba bien vista, si no tenias dinero para sobrevivir y te encontraban los esclavistas merodeando por ahí sin nada estarías destinado a una vida de trabajos forzados encadenado al sol hasta que alguien pagará por ti una suma suficiente, la mayoría de esclavos ya estaban moribundos al momento de la compra y morían poco después, otros salían de una vida de trabajos forzados para meterse en algo peor, otros eran comida para algunos pueblos salvajes y Rafaela lo sabia muy bien, ella no recordaba gran parte de su vida pero si como llegó a este pueblo en mitad de la nada, Rafaela llegó como una esclava más y al ser mujer su precio se había rebajado a la mitad ya que no se veía como un posible trabajador si no como un juguete sexual. Una vez la caravana de esclavos pasó por el pueblo el dueño de la cabaña de bebidas se quedó con Rafaela sin pensarlo mucho por su precio reducido, desde entonces Rafaela trabajo en ese lugar para ese hombre que la había "adoptado"  sirviendo brebajes a los hombres del pueblo todas las noches especiales y calentando al personal con la poca ropa que la obligaban a utilizar, mientras otros hombres del pueblo la tocaban y decían cosas rancias sobre su figura ante los ojos atónitos de el dueño de la choza que poco podía hacer por que aunque si le molestaban y herian los comentarios que le hacían a Rafaela, el dinero era lo que mantenía el lugar y Rafaela era una fuente de ingresos muy importante ya que todos esos salvajes pasaban más tiempo bebiendo con tal de contemplarla más tiempo.

Rafaela se quito el grueso abrigo anti arena y lo guardo en un compartimento de la tienda, ahora sin esa gruesa capa se podía ver los bonitos rasgos de Rafaela, con un pecho bien puesto, una cintura estrecha y unas caderas anchas...el correr de bestias por las calurosas mañanas, las cazas nocturnas y la vida en la cueva le había dejado un cuerpo en forma y capaz de todo, si le sumamos que gracias a sus piedras preciosas se podía permitir una alimentación continua Rafaela estaba muy bien formada a diferencia de los esqueletos andantes del pueblo que dedicaban su vida a la mina y al beber.

Rafaela se puso su escueta ropa de trabajo que apenas le tapaba sus partes íntimas algo que volvía locos a los hombre del lugar y pagaban más por pasar tiempo bebiendo con ella mientras se les caía la baba soñando con una noche con ella en su tienda, se estaba preparando para salir a trabajar cuando escucho un ruido fuera de la tienda:

-¿Quien anda ahí?. Pregunto mientras ocultaba su cuchillo de caza detrás, en su espalda. La tela de la tienda se abrió y un hombre sucio de haber pasado todo el día picando apareció en la tienda, miró lascivamente a Rafaela y la dijo sin quitarle el ojo y mientras se bajaba los pantalones:

-Rafaela que bonita estas hoy...te toca ir a la cabaña a servir a esos hombres, pero por que no pasas conmigo un rato y te doy un par de monedas eeeh-Susurro en voz baja mientras ya tenía el miembro en la mano.

-Uh...eso suena muy bien, por 8 Imps te dejare que me lo hagas dentro- Dijo Rafaela mientras rodeaba con las piernas suavemente a ese hombre que se había agachado para comenzar.

-Sabía que te gustaría. El hombre salivaba mientras tocaba con dureza los pechos de Rafaela, la saliva brotaba de su boca y caia como pequeñas gotas de ácido sobre el vientre desnudo de Rafaela, luego se deslizaban hasta las partes íntimas de Rafaela ahora destapadas pero ya no irían más lejos. Con la velocidad de una bestia de las arenas Rafaela apretó con sus piernas al hombre para que no pudiese escapar y tapándole la boca con una mano ahogó el alarido de dolor que soltó el hombre cuando el cuchillo de caza de Rafaela le atravesó las costillas brutalmente pinchando un pulmón, el hombre intentó zafarse con los ojos llenos de lágrimas y la cara roja intentando pedir auxilio pero Rafaela le asestó otra puñalada al cuello ferozmente, la sangre salia a presión del cuello de ese hombre mojando a Rafaela que lo finalizó rajandole el cuello sin miramientos fulminandole al momento, Rafaela se destenso y suspiro profundamente mientras el cuerpo del hombre reposaba sin vida sobre el cuerpo desnudo de Rafaela.

Esto ya lo había vivido muchas veces en este pueblo, siempre alguien se intenta sobrepasar y abusar sexualmente de ella...se tocó una pequeña cicatriz en el labio rememorando peleas pasadas. Por el momento había salido airosa de todos los intentos de esos salvajes pero no sabía cuanto más iba a aguantar, arrastro el cadáver del hombre fuera de la tienda mientras dibujaba un rastro de sangre y mierda en la arena, a Rafaela le asqueo ver como ese cadáver había soltado los esfinteres, aunque por otro lado mejor, cuanto más oloroso el cadáver más rápido llegaría una bestia de la noche a comérselo, Rafaela habría querido que se comieran vivo a ese desgraciado mientras ella miraba desde lejos pero ya no tenía arreglo, matar o morir en estos tiempos ya no tenía tanto peso como antaño, Rafaela llegó a escuchar hablar a los hombres que los antiguos solucionaban sus problemas mediante la palabra y no el cuchillo pero eso ya no importaba, Rafaela dejo el cadáver en la arena y se alejo de forma discreta pero rápida, en cierto punto pudo llegar a escuchar a las bestias llegar y se quedó sorprendida por el sonido del crujir del cráneo de ese malnacido siendo aplastado entre grandes fauces sedientas de sangre.

La noche acababa de comenzar y Rafaela llevaba consigo las piedras preciosas que había conseguido en las cuevas, hoy no sería un día como todos los demás por que estaba a punto de comprar su libertad, había estado soñando con ese momento desde niña ya no quería vivir más en ese pequeño pueblo, Rafaela ardía en deseos de escapar de ahí en busca de un futuro mejor y tenía tantas preguntas sin responder sobre el mundo en el que vivía que no sabía por dónde empezar...

#Nota del escritor;

Buenas tardes ! Espero que os guste el comienzo de mi historia.

-Fco.JMB-

Rafaela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora