﹝🍸﹞third chapter ֶָ֢֪

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Suscitar se ha vuelto un completo martirio para Bang

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Suscitar se ha vuelto un completo martirio para Bang. Desde la primera instancia, en la cual, sus pestañas oscilan sobre sus mofletes y el vivaz resplandor del sol se abre paso a través de las ventanas, sabe que su vida ya no tiene sentido alguno; varado, girando en su propia ruina. La hedentina lo certifica bien, su corazón oprimido lo corrobora sin más.

Los que alguna vez fueron un par de vivaces ojos, ahora no eran más que semilleros de nostalgia pura; estos pesaban, demasiado para ser cierto, pero aun así conservan la fuerza suficiente para observar el cielo con esperanza y Christopher pregunta una vez más:

—¿Cuándo podré abrazarlos otra vez, mis tesoros?

Nos conocimos durante la cálida tarde de un día otoñal, en el patio de aquella pequeña institución en la que nuestros padres decidieron inscribirnos poco tiempo antes. Recuerdo bien el puchero que tus belfos formaron mientras acariciabas una de tus rodillas heridas; te habías caído mientras corrías junto a tus amigos, o eso me dijiste cuando te lleve a la enfermería para desinfectar la herida, en un acto "heroico" de buen hyung. Tenías sólo diez años en ese entonces, mientras que yo recién había cumplido los doce.

Nuestros encuentros no se detuvieron allí, oh, claro que no. Luego de descubrir que nuestros hogares no estaban tan alejados el uno del otro como creímos, frecuentamos cada tarde aquel antiguo pero bonito parque. Cada flor fue testigo de cómo nuestro amistad fue naciendo a través de los años, hasta convertirse en más que un simple amor fraternal; desde que te pedí ser mi novio, cuando entrábamos a la adultez, hasta que te pedí matrimonio, tres años después. Incluso luego de eso, cuando se supone que mi carrera en la música despegaba y los éxitos, literalmente, llovían. En aquel mismo lugar, me confesaste que estabas embarazado. Aún se mantienen lúcidos los recuerdos de tu carita angustiada, en espera de una respuesta positiva, la cual, por supuesto obtuviste.

En esos momentos, yo juraba ser el hombre más feliz en la faz de la tierra.

Rose y tú se convirtieron en mis razones de vida, en mis más grandes orgullos. Aun si tuve que renunciar a mi más grande sueño para buscar un trabajo que generara los ingresos suficientes para mantener a nuestra familia, yo siempre estuve feliz.

Lástima que, para ustedes, las cosas no fluyeron de igual forma.

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«—Cielo... ¿Está todo bien?

El rubiecito apoyó su cabeza en la parte exterior de la puerta que daba a la oficina de Bang, en espera de una respuesta; su hija entre sus brazos, rodeando la cadera del mayor con sus piernecitas.

—Ajá —Se oyó desde el lado contrario de la madera.

Entonces Lee sintió ese característico dolor que no había abandonado su pecho en meses. Su corazón agobiado, percibiendo todo aquello que tenía afligido al de ojos gatunos; pero, ¿qué era ese todo? El hecho de que quizás Chris ya no lo amaba tanto como antes, quizás, o puede que incluso sean los pequeños balbuceos de su pequeña preguntando por su papá lo que lo mortificaba.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐘 𝐎𝐅 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora