Capítulo 2: Sanación

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Camus decidió esperar en el templo del patriarca por alguna noticia sobre el estado de Milo, llevo un libro consigo y pidió su permiso para esperarlo, el cual le fue concedido, una vez aceptado se sentó afuera de la sala donde atendían a su compañero; al cabo de un par de horas Camus seguía con su lectura y un doctor salió del cuarto para buscar al patriarca y darle las noticias, Camus rogaba porque fueran buenas.



- Muchas gracias por su ayuda doctor- Shion miró a Camus quien se veía muy preocupado, así que decidió decirle lo que sucedía- bien Camus, te diré lo que sucede.

- De acuerdo señor, dígame ¿como se encuentra?

- El está bien, lograron limpiar su sistema de todo el cianuro que tenía dentro, gracias tanto a su intervención como la tuya el veneno no se extendió al resto de su cuerpo.

- Haa gracias a los dioses... ¿puedo pasar a verlo?

- Seguro, por ahora está dormido, los doctores tuvieron que cedarlo para empezar la desintoxicación, no debe presentarse al entrenamiento por unos días, dale este mensaje si despierta.

- Si señor, con permiso.




Camus empezó a caminar hacía el cuarto y abrió la puerta, vió a Milo profundamente dormido y con suero conectado en su brazo.

Lo miro por unos segundos, se veía tan tranquilo y apacible, hasta le pareció agradable, quería estar con el por un tiempo así que tomó un banco que estaba al lado de la cama y se sentó.




- Te ves... muy diferente de lo usual... pero vine a decir, que me alivia que estés bien, gracias a los dioses que llegue a tiempo, si no hubiera ido el veneno te habría consumido; pero no he venido aquí para que escuches eso, vine... porque quiero enmendar todo el daño que te cause, y porque quiero saber... porque me querías, ¿porqué aún amas a alguien como yo? una persona fría, que cometió muchos errores en su vida, y que no le da importancia a los sentimientos, simplemente no lo comprendo, pero... me siento halagado de saber que alguien me ama, que me quiere, que le importo... me hace sentir... ¿feliz? Bueno aún no lo se, pero de igual manera no creo que puedas recuperar lo que sentías por mi, ahora lo único que quiero es que me perdones y que dejes de sufrir por mi culpa, quiero ayudarte a librarte de todo ese dolor que llevaste durante tantos años- tomó su mano y se recostó a su lado- empezando desde hoy.



Iba a acompañarlo para ver si despertaba, no contó con que se dormiría también, luego de un par de horas Camus despertó, mientras veía como estaba Milo este aún seguía dormido, pero su mano estaba bien sujeta a la de el, sólo se limitó a mirarlo contemplando su rostro, con su mano libre le apartó mechones de cabello que estaban alrededor de su rostro luego paso a este mismo.

Paso sus dedos por su frente y acaricio sus mejillas con suavidad, continuando su camino hacía sus labios, de repente recordó el beso que le había dado hace unas horas, fue algo muy repentino, nunca lo había experimentado antes y por más extraño que le parezca le fue una sensación reconfortante, en ese limitado contacto pudo sentir algo, una pequeña pizca de que el amor que Milo sentía aún seguía presente, pero era una chispa que se estaba apagando, de alguna manera no quería que eso pasara, y por ello está dispuesto a volver a recuperar su afecto. Durante unos minutos más observó como Milo se movía ligeramente, estaba empezando a despertar.



- Mmm, ¿ah? ¿donde estoy?- miro a su alrededor y vió que se encontraba en un cuarto del templo del patriarca- Oh no, ¿que hago aquí? yo no debería... ¿Eh? pero...- no se había dado cuenta de la presencia de Camus ni de que su mano estaba unida a la de el, al verlo la retiró, extrañamente sin brusquedad- ¿Qué haces aquí Camus?

- Sólo vine a ver como estabas, perdona si no esperabas verme aquí, así que ahora que despertaste me iré, le informaré al patriarca de tu estado... ah si, me dijo que no te presentaras al entrenamiento por un par de días, debes descansar, ahora si me retiro.






Entre odio y amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora