33. Descubre

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Sara

-Duke ¿Qué haces aquí? – pregunté sorprendida y él sonreía –
- Vine por ti – fruncí el ceño confundida – ¿Desayunamos? – asentí y fuimos hasta la cafetería –

La hora pasó y tenía dos horas libres así que salí con Duke hablando de la boda de mi tía, anda raro pero prefiero no prestarle mucha atención, salimos hasta el jardín donde siempre suelo estar y llegó Adrián quien se sentó con nosotros a hablar, por un momento volteé y estaban hablando Valery con Daniela, fruncí el ceño pero Adrián me sacó del trance y volví a mirarlos. Luego que pasaron las dos horas me despedí de Duke y agarré mi bolso para irme al salón, cuando llegué no estaba Daniela, suspiré pesadamente y caminé hasta la parte de atrás para sentarme junto al ventanal, esperé a Daniela cuando vibró mi celular y era un mensaje de ella diciendo que se fue de la universidad, es raro porque ella no suele faltar nunca, digo su tío es el rector de nuestra facultad, imposible que pase desapercibida, luego ella me contará todo.

Las clases pasaron rápidamente y lo agradecí, estaba camino a buscar a Adrián cuándo vi a Paolo y sonreí mientras él se veía cansado, me acerqué y lo abracé fuertemente, empezamos a hablar mientras íbamos a la facultad de ingeniería, Juan iba saliendo y se fue rápidamente con Pao, lo miré raro, a penas nos despedimos, cuando volteé venía Adrián riendo con Anthony y entendí todo, cerré los ojos y me mordí el labio inferior.

-Hola hermanita – saludó mi rubio emocionado y sonreí –
- Hermanito – dije abrazándolo – Hola Anthony – saludé y él sólo sonreía –
- ¿Vienes con nosotros a comer? – negué –
- Paso, estoy cansada quiero irme a casa – respondí haciendo gestos –
- ¿Te dejamos? – preguntó Adrián y una voz no me dejó responder –
- Yo la llevo – dijeron a mis espaldas y cerré los ojos –
- Llévame Adrián – dije y él me miraba confundido –
- ¿Te llevo a la fuerza? – susurró en mi oído y tragué saliva –
- Vamos – dije finalmente –
- Mejor, adiós chicos – dijo la pelirroja y rodé los ojos para ir hasta el estacionamiento –

Llegamos al estacionamiento y el chófer me abrió la puerta de la camioneta y le agradecí al subirme, luego ella se subió y le dijo algo al chófer pero no le presté atención, estaba molesta conmigo misma porque no puedo seguir siéndole infiel a mi novio con su hermana, me parece bochornoso, pero ella está a mi lado con su sonrisa de yo lo puedo todo y la odio.

-Este no es el camino para mi casa – dije seria –
- Vamos a almorzar – la miré y ella estaba cruzada de piernas, aquellas piernas largas que podría recorrer mil veces –
- No te dije que yo quisiera – dije volteando la mirada –
- Pero yo sí, así que vamos – rodé los ojos y me crucé de brazos –

Llegamos a uno de esos restaurantes elegantes donde se la vive y yo no tenía la vestimenta para un lugar así, bufé y me bajé a mala gana, pero era más por pena, ella camino a mi lado con esa elegancia que caracteriza a los Dumont, sin embargo, no quería verla tanto, me gustaba su forma de caminar, su sonrisa, su vestimenta, su cabello, todo de ella y lo odio tanto.

Llegamos hasta el gerente que la reconoció y sin ella decir una palabra, nos guió hasta el salón VIP y nos mostró la mesa para Grecia, me abrió la silla para sentarme y le agradecí, luego se sentó ella frente a mí y todo me parecía hermoso, los detalles del salón, todo era hermoso, miré a Grecia cuando me habló y la vi sonreír mientras sus ojos azules brillaban.

-Sí, me gusta mucho – respondí embelesada –
- Es aquí donde me la paso más, por ser tan lindo y la comida ni te cuento – dijo emocionada y me reí – en serio lo es ya veras –

Llegó una mesera que no dejaba de sonreírle a Grecia y puse cara de pocos amigos, dejé que ella pidiera por las dos pero su sonrisa al verme era mi parte favorita de todo esto, la mesera se fue y Grecia ni se inmutó a verla, BOOM BITCH, sonreí y Grecia me miraba entrecerrando los ojos sin entender, mejor así.

-¿Qué pasa por esa cabecita? – preguntó riendo y negué –
- ¿Qué quieres Grecia? – pregunté directamente y ella suspiró –
- Te extraño – respondió sincera y tragué saliva –
- Yo ando con tu hermano – dije sin pensarlo y ella bajó la mirada –
- Créeme que lo sé muy bien – dijo de mala gana y me sentí mal –
- Lo siento – intenté agarrar su mano y la mesera nos interrumpió –

Suspiré pesadamente y agradecimos para empezar a almorzar, gemí de placer cuando probé el filete de miñón, es realmente exquisito, Grecia sonreía al verme como me retorcía de placer con la comida y luego explotó en risa, negué y tomé vino para poder hablar.

-No te rías esta muy bueno – dije apenada –
- Podemos volver otra vez – asentí y volví a comer –

Luego de almorzar pedimos postre y la conversación fluyó mejor, no tocábamos temas personales, simplemente hablábamos de política, extraterrestres, otras cosas más, de todo menos de nosotras o de mi relación con Duke, a veces me contaba alguna anécdota de su infancia y yo le contaba de la mía
Una hora después de tanto reírnos, ella pagó y salimos del restaurante, el chófer me abrió la puerta y le agradecí al subir, Grecia por fin le dijo que fuéramos a mi casa y así fue.

Unos minutos después llegamos a mi casa y ni cuenta me di de tanto hablar con la pelirroja, el tiempo con ella pasa volando, ahora no quería irme, pero era momento de bajarme, agarré mi bolso y me bajé, ella bajó la ventana y me sonreía pero me embelesaba aquel rojo intenso de sus labios, suspiré suavemente y una locura pasó por mi mente.

-¿Quieres entrar? – pregunté y ella lo pensó –
- Me encantaría pero tengo una reunión – respondió y asentí lentamente –
- Nos vemos – dije sonriendo –
- En la boda de Valentina – dijo y asentí –

Le di un beso en la mejilla y me alejé para verla impactada, sonreí sonrojada y el chófer arranco, subió la ventana y vi el carro desaparecer por aquella calle en la que llegó, sonreí y caminé hasta la puerta de mi casa, entré y dejé el bolso en el sofá, caminé hasta la cocina y agarré un vaso de jugo, para luego subir a mi cuarto, me acosté y me quedé dormida unos segundos después.



Unas voces me despertaron y fui al baño a lavarme la cara para bajar, cuando llegué a la cocina estaba mi mamá emocionada, saludé a Adrián y a mi papá, le lancé un beso a mamá y ella seguía contando como les fue arreglando el salón del club para la boda de las tías Vale e Irina.

-Daniela estaba allá con nosotras, ayudó demasiado – fruncí el ceño sin entender –
- ¿La invitaron y a mí no? – pregunté confundida y ella negaba –
- Llevó a Valery, como ella no conoce mucho de aquí, le pidió el favor a Daniela y aceptó, creo que le gusta Valery – respondió mamá y rodé los ojos –
- Nada nuevo – dijo Adrián riendo y papá se reía a la par –
- Ya basta que es su profesora – dije molesta –
- Eso no te freno con Alonso – dijo Adrián y lo miré con mala cara –
- Cállate imbécil – contraataque y mamá nos regañó –

Me queje y subí de nuevo a mi cuarto, no entendía nada, debería estar feliz por Daniela, pero estaba molesta, estaba triste, Valery causa cosas en mí desde la primera vez que la vi y ¿salió con Daniela? Pero me mira a mí, lo he notado, bufé y me acosté a ver televisión, un rato después tocaron la puerta de mi habitación y dije adelante.

-¿Hija? – preguntó papá y me senté en la cama –
- Papito – dije suavemente –
- ¿Está todo bien? – preguntó y ni yo sabía –
- No sé – susurré y me miró preocupado – algo me pasa con Valery pero amo a Grecia, pero estoy con Duke – papá resoplo y sonreí triste –
- Bien dice William Shakespeare “El amor de los jóvenes entra por los ojos, no por el corazón" – suspiré y lo abracé – descubre que siente y no le hagas daño a terceros – aconsejó papá y asentí –
- Lo haré papá – susurré y me dio un beso en la frente –
- Ahora bajemos que ya mamá cocinó – me levanté de golpe y papá se reía –

La comida de mamá es lo que más amo en el mundo y eso calmaba todos mis males, bajé con papá abrazándome y riéndonos, cuando llegamos al comedor, nos sentamos los cuatro a comer y me sentía tan completa, así pasamos la cena, contándonos nuestro día y hablando de otras cosas más, estaba feliz y me sentía en paz.

Vida y Agonía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora