Capítulo 1

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El muñequito rojo de Intensamente

Ian

Me negaba a los resultados, no podía ser cierto, aquello tenía que ser una jodida broma de mal gusto.

Hace unas horas estaba jugando al básquet con mis amigos y luego todo se vuelve negro y despierto en un hospital donde mi mundo termina de caerse a pedazos después de enterarme del divorcio de mis padres.

Gracias papá, no solo me abandonaste, sino también me heredaste diabetes del tipo 2, de la que tengo hace años y recién lo descubro.

Dios por favor, llévame ya.

-La diabetes tipo 2 ocurre cuando el páncreas no produce suficiente insulina, además una hormona que regula el movimiento del azúcar y las células no responden de manera adecuada a la insulina y consumen menos azúcar- traté de concentrarme en la información que me daba el doctor, pero mi cabeza no terminaba de entender las palabras que salían de su boca.

­» Lamentablemente, señor...- hizo una pausa esperando que le diga mi apellido.

-Martin- terminé por él- Ian Martin.

-Lamentablemente señor Martin, la diabetes tipo 2 no tiene cura- dijo- pero con ayuda del ejercicio...

No escuché lo que tenía que decir porque salí huyendo del lugar, necesitaba despejarme y mi mente estaba cegada con odio y rencor hacia mi padre por nunca haberme dicho nada, por abandonarme, por todas las cosas que se me han estado viniendo encima estos días.

Salí al primer pasillo que encontré y me senté en una silla que supongo es de espera hacia otro consultorio. Cerré mis ojos en señal de frustración tratando de ordenar todos mis pensamientos en la cabeza.

Aquello por supuesto duró unos minutos hasta que a lado mío se escuchara el sonido de un mensaje. Volví mi vista hacia el origen del sonido y me encontré con una chica de cabello oscuro y tez un poco bronceada, me detuve escaneando su rostro, desde sus rizadas pestañas, bajando por su respingada nariz, hasta sus rosados y carnosos labios.

-¿Qué?- dijo con cierto tono altanero, que me sorprendió demasiado, pues su rostro grita amabilidad y cordialidad por todos lados. La forma con la que lo dijo me recordó al muñequito rojo de Intensamente. Furia, tal vez con una mezcla de Desagrado.

Tardé unos segundos en salir de mi estupefacción, cuando esta hubo acabado me encogí de hombros y simplemente respondí:

-Nada.

Me observó directamente a los ojos y yo me perdí en los suyos, eran de un simple color café oscuro, pero había algo en su mirada, algo especial, misterioso. Sentí que me desafiaba de cierta manera y estaba por seguirle el juego hasta que la puerta del consultorio se abrió.

-Damara Allen- llamó la voz de una mujer. Ella desvió inmediatamente su mirada de la mía y sin decir ni una palabra se levantó y la observé desaparecer por aquella puerta.

La volvería a ver, aquello era seguro, me aseguraría de que así fuera, de todos modos, ya tenía algo.

Su nombre.

-Damara Allen- susurré bajito solo para mí, acariciando cada sílaba de aquel nombre.

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Holaa, ¿Como están? espero que bien.

La verdad tengo muchas expectativas con esta historia y espero no decepcionarlos ni decepcionarme a mí, muchas gracias por leerme y por favor ayúdenme votando.

No se preocupen por UANEUHP porque hoy mismo actualizaré.

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Los amo, nos leemos pronto.

-Mrassley.

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