Siente como si le hubieran pasado una manada de búfalos por la cabeza que le duele mucho peor a una mañana luego de una noche de tragos muy fuertes -se incorpora-, su cabeza se siente como si fuese a explotar en cualquier momento. Como acto reflejo se apoya la mano en la frente su boca se entreabre al sentir que tal acto lo hace doler más (si fuera posible). Prosigue a acostumbrar su vista a la luz solar que ilumina las blanquecinas paredes. ¿En dónde se encuentra?, parece chiste ser obvio que en un hospital ¿Cómo habrá llegado aquí?, desearía no ser consciente de todo lo acontecido de a noche, cosa que es imposible no recordar ya que lastimosamente no se trata de una noche de tragos.
Toc, toc.
Su mirada se posa en una pelinegra hermosa vestida de un uniforme verde [enfermera], se ve preciosa en el, puede divisar unas mangas color ¿Morado? Sí un morado desgastado y unos zapatos grises bajos de misma condición. El pelo lo lleva mal agarrado en una tanga en lo alto con unos mechones cayendo a los costados de sus mejillas, unos ojos verdosos preciosos. Primera vez que lo admite. Nunca ha sido de darle mente a lo superficial, solo que esta vez hay que admitirlo; es hermosa.
-Disculpe señor -saluda ya adentro.
Pestañea varias veces. No se percato de que ya la tenía al lado viendo sus latidos en la maquina sonora esa y a la vez su rostro, como cerciorándose de su estabilidad «¿Eso no le toca hacer al doctor?».
-¿Eh? -le sale estropeada la voz-, ¿qué?
-Le pregunte: "que si prefiere llame ahora a la doctora o a los policías" que desean hacerle unas preguntas -repite sus palabras.
Hace amague de pensarlo -A la Doc.
-Ok. Espere un momento por favor -lo mira de arriba abajo esta vez sin disimulo.
Se mira y nota que tiene el pecho descubierto con unas vendas en todo su estómago y una manta que sólo tapa su entrepierna, en pocas palabras, está completamente desnudo a excepción de su bóxer negro.
Baja de la cama incómoda para colocarse una ropa que se encuentra en un asiento no muy lejos de su cama, pero antes de que siquiera se acerque bien a donde esta, se queda estático por la puerta siendo nuevamente abierta.
-Señor Waller -pronuncia la que se supone es la doctora junto a la otra jovencita que baja la mirada toda sonrojada, mientras, la doctora que parece estar ya acostumbrada le ve directamente a los ojos.
La estudia un poco: una doctora de pelo rubio claro corto hasta la altura de su mejilla con un largo en su derecha más que a su izquierda que lo lleva hasta arriba de su oreja y, un vestido ceñido de color azul claro escotado de las piernas, entaconada y un maquillaje ligero.
-Doc -responde.
Cierra la puerta y se acerca a la cama -Puedes decirme Doctora Fernández.
-Ok -se reduce a contestar.
-¿Puede regresar a la cama por favor?
Piensa para preguntarle-: ¿Por qué me desvistieron?
-Protocolo -contesta como si no fuera cosa del otro mundo.
-¿Y piensan dejarme desnudo? -contesta dejando a relucir su incomodidad por el frío que ahí adentro hay y él se encuentra desnudo.
Se acerca a la ropa de hospital que tenía pensado ponerse- Le dejaron esto aquí para que se lo ponga -para extendérsela.
Ahora están más cerca, nota su perfume ligero y piensa «¿Desde cuándo tienen permitido vestirse así las doctoras? Son una ¿Buena?... tentación». Con cuidado se coloca la bata dejando que le ayude la doctora anudando los hilos de este (se continua sintiendo desnudo con ese vestido de hospital), siente que le puede pasar una brisita entre las piernas y volar.
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Un Criminal
Science FictionEl ex detective Waller Frederick se ve obligado a retomar su vida luego de haberse encontrado el cuerpo sin vida de quien fue su último caso. Como si eso no fuera suficiente, una noche lo descubren en la escena de un crimen: la casa de sus vecinos a...