FATUM SAGA - Lunes oscuro (Spin off)

ACTO 2

Sangre.

Cenizas.

Gritos y llantos.

Un cielo rojo, no, un cielo negro. No hay sol, no hay luna. El aire es denso, pesado, cuesta respirar con facilidad. ¿Hace calor? No, hace frío, pero quema.

Una mirada desesperada que se mueve de un lugar a otro, inquieta, atemorizada.

Corre.

Los gritos del ambiente no le permiten a Juanjo ordenar sus pensamientos y procesar lo que está experimentando. Hay lamentos por todas partes, parece el infierno.

- "Magia de invocación: ¡Otis ven a mí!".

No funciona, eso quiere decir que está en una visión. El joven se calma, cree estar seguro.

Camina por horas en aquella ciudad destruida y desolada con olor a azufre y putrefacción. El joven llega hasta un punto en el que no hay más ruinas que lo protejan del potente viento que arrecia desde el oeste.

Cuando Juanjo levanta la mirada al frente, ve una especie de sigurat con un trono en la cúspide de esta. Aclarando su visión ve cadáveres de ángeles esparcidos por los escalones de este sigurat y subiendo hacia el trono un joven de unos veinte años o un poco más. Cuando llegó se queda quieto. Juanjo cree que el joven está mirando el trono, pero no está seguro puesto que el cabello negro y largo le cubría parte del rostro.

El tipo le parece conocido a Juanjo, pero no logra reconocerlo del todo. Juanjo sigue acercándose.

- "¡Hey! ¡Oye!" - Grita Juanjo para captar la atención del hombre al lado del trono.

El hombre dirige su mirada hacia Juanjo, quien al darse cuenta siente temor. El hombre devuelve la mirada al trono y se sienta en él.

En ese momento, la tierra tembló, el cielo resonó y un viento fuerte se llevó las nubes negras que lo cubrían por completo y dejó el cielo rojo a la vista. Cuando regresa la vista al sigurat, los cuerpos empezaron a calcinarse hasta desaparecer. Mientras tanto, el hombre del trono había perdido su ropa araposa, ahora tenía un traje elegante oscuro. En su frente, dos grandes cuernos, sus ojos eran negros con las pupila amarillas, eran los ojos de los dioses.

- "Esto es tu culpa. ¡Tú me obligaste, me forzaste!Te llevaste lo que más amaba. ¡Me robaste todo! Y no dejaré que vayas al cielo o al infierno, no mereces seguir teniendo consciencia".

Juanjo no tiene idea a qué se refiere el joven de cabello negro, pero siente temor. Puede sentir que aquel chico no es un ser ordinario, no solo por tener los ojos de los dioses, sino por la cantidad descomunal de brío que emana y maneja. Además, no logra diferencial si es un brío infernal o celestial.

Juanjo no aparta la mirada del joven de cuernos, pero empieza a retroceder sin darle la espalda. El chico regordete cae tras tropezar con algo que se encontraba en el suelo.

- "¡No! ¡Aléjate de ellos maldito!". - Dice el hombre de cuernos mientras extendía seis alas, conformadas por plumas blancas y negras.

Juanjo le quita la vista solo para ver con qué tropezó. Grande fue su sorpresa al ver aquella abominable imagen. Una mujer joven, en pleno estado de descomposición, pero dos cosas logró reconocer en la señorita: 1. Tenía los ojos claros; y 2. Tiene un embrión entre las piernas que está en el mismo estado que ella.

Juanjo no soporta la escena y vomita sobre sí mismo. Cree entender que a eso se refiere el hombre de cabello negro, su esposa y su hijo. El asistente del clérigo no puede creer que él causara tan aberrante evento.

Cuando levanta la mirada se sobresalta al ver al hombre de cabello frente a él, a no más de un metro de distancia. Le mira fijamente el rostro para reconocerlo cuando el momento llegue, sigue creyendo que el hombre le resulta familiar, pero no lo reconoce. Lo observa y nota que tiene pecas en el rostro. Christopher. 

- "Desaparece, cerdo infeliz". - Dice el hombre de cuernos extendiendo su mano, la cual estaba cubierta por un destello negro y morado.

Cuando el tipo toca a Juanjo en el pecho, este logra sentir como cada célula del cuerpo implosiona y se consume a sí misma. De igual forma, siente como su cuerpo entero va haciendo lo mismo, cada parte de él se fractura mientras dirige con violencia hacia donde el hombre de cabello negro lo tocó.