A partir de ese día, hacía ya cinco semanas, se veían casi periódicamente.
Había descubierto que, pese a su reciente corte de pelo, sus cabellos ondulados aún crecían demasiado. Había observado también el dorado característico de sus ojos; y sus dientes parejos y blancos que parecían brillar, literalmente hablando, cada vez que se reía.
También había descubierto que el sexo con Minho era maravilloso.
Era duro, seco, sin sentimientos; pero, sin embargo, sentía como el mayor lo cuidaba todo el tiempo. Era un hombre exitoso, trabajador y muy comprometido; tenía el respeto de todos y era muy seguro en todo aspecto de su vida.
Tan seguro, que más de una vez en esas semanas se lo había follado sobre su propio escritorio, donde minutos antes pudo haber firmado un contrato con algún negociante excéntrico, como él.
Lo había llevado a su casa; lo había llevado a pasear en sus diferentes autos. El favorito de Hyunjin era el rojo, entonces le había pedido que ese día fuera a buscarlo en él.
"Es el más cómodo para acostarte en el asiento de atrás, ¿no, chiquito? Te hace doler menos la espalda" le había dicho el día anterior, provocando un sonrojo muy notorio que hizo que Hyunjin tenga que besarlo para no morir de la vergüenza.Hyunjin se sentía plenamente cuidado y excitado a la vez; todo producto de la mera presencia de ese hombre. Era hermoso; alto, más que él. Su cuerpo estaba bien marcado y se mantenía muy bien pese a (casi) rozar los cuarenta años.
A veces, el castaño se ponía a pensar en que la diferencia 18 - 35 era bastante grande.
Pero se le olvidaba cuando Minho paraba en la puerta de su casa o de su colegio con unos nuevos pares de zapatillas o algún reloj enchapado el cual, si bien jamás iba a usarlo, le gustaba tener. Le gustaba que lo mime, y le gustaba darle el sexo que él quisiera a cambio.
Era una relación totalmente recíproca y, por supuesto, ampliamente disfrutable por ambas partes. Y particularmente hoy, Hyunjin tenía muchas ganas de verlo.
-¿Qué te pasa que hoy estás más inquieto de lo habitual, Hyunjin? -preguntó su amigo, Jisung, el único de su grupo de cercanos que sabía quién era realmente Minho. Los demás, habían sido convencidos por el mismísimo Hyunjin de que era un familiar que lo venía a buscar inocentemente. -Ayy, Hyunjin, tú sólo pones esa cara cuando te viene a buscar el chico ese. ¡Bueno, chico! El hombre, ese... -repitió, sin saber bien cómo llamarlo. Hyunjin sonrió.
-Tengo muchas ganas de follar hoy, estoy muy frustrado. Además faltan como... -frunció el ceño y observó su, extremadamente caro, reloj -, cinco minutos. Una vida -se quejó.
-Exagerado de pacotilla... -refunfuñó. -Tú al menos tienes vida sexual, te odio -dijo el cara de ardilla, provocando la risa en ambos chicos.
Ni bien Hyunjin sintió el timbre, agarró sus cosas y salió disparado hacia la puerta sin siquiera despedirse de sus amigos. Caminó a paso embelesado los pasillos que lo separaban de esa puerta; giro a la derecha y luego a la izquierda y finalmente sintió como los rayos de sol del mediodía pegaban en su cara. Pestañeó un par de veces y miró a sus lados, buscando dar su mirada contra aquel rojo brillante, tan característico del auto.
Finalmente lo vio entre la gran cantidad de vehículos que rodeaban la zona.
El cuerpo de Minho estaba vestido en su totalidad de negro, más hermoso que nunca. Lentes Rojos yacían sobre su tabique tapando esos espectaculares ojos y sus brazos permanecían cruzados. Estaba muy serio.
Se dirigió hacia allí a paso firme mientras sentía alguna que otra mirada sobre su cuerpo.
-Hola... -dijo, raramente tímido. Esta actitud lo extrañó a él mismo.
-Hola, chiquito. Sube –pidió el mayor.
Hyunjin, sin embargo, se acercó a su cuerpo y estiró su cara para que al menos, le dé un pequeño beso. Realmente había extrañado estar con él.
-No, Hyunjin. Ya te dije que aquí no -dijo, esquivando con total disimulo su cara de las intenciones del menor. -Entra al auto -pidió, ya con otro tono de voz al no ser obedecido al instante. El chico se cruzó de brazos y permaneció parado frente al hombre. -Hyunjin... -desafió.
-¿No me vas a dar un beso? -protestó, en voz baja. El mayor negó. -Bueno, tú te lo pierdes. Ahora te voy a dar un beso solo cuando yo quiera -concluyó, dejando a un Minho estático, con una ceja alzada en señal de sorpresa. Entró al auto, mientras sentía como el mayor repetía sus movimientos con velocidad.
Hyunjin nunca lo desafiaba.
Minho se enojó.
Y el chico sonrió para sus adentros.
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𝕊𝕦𝕘𝕒𝕣 //ᴴʸᵘⁿʰᵒ
FanfictionHyunjin un día se topa en una página de Internet con un hombre, el cual quiere tratarlo de una manera bastante... particular. adaptación autorizada